En la era del 25 al 40 en Cañada de
Gómez, hubo una gran disputa un intendente progresista empujaba una obra que
iba a cambiarle la cara a Cañada de Gómez. La vieja esquina de Lavalle y Pagani
con la confitería, los dos chinos, en el nordeste la casa Boston, artículos
para caballeros, vasar de Bernardi en la esquina sureste y otro comercio en la
suroeste tenían postes donde la gente de campo venia por las calles de tierra
que surcaban la ciudad levantando polvo y ataban sus caballos susulquis, y
otros vehículos tirados a sangre, era el programa una postal de Cañada de
Gómez, aquellos visionarios de 1920 vieron el futuro cuando todavía era el
pasado y al intendente Borgarello dos concejales de lujo que tuvo en el
20/30 lo apoyaron incondicionalmente
para que el intendente pudiera doblegar a la olarquia que dominaba a Cañada de
Gómez, y que tenia miles de baldíos que la municipalidad que cuyas calles
debían pavimentarse. Esas dos personalidades
que empujaron tan fuerte y pudieron imponer el primer pavimento de Cañada de Gómez
, se llamaban José Ramacciotti el Jefe de la estación de ferrocarril, Lorenzo Abate
fueron el apoyo que necesito la ciudad para ganar el privilegio de ser la primera
localidad de la zona que iba a tener pavimento y que iba a obligar a los
propietarios ricos de aquella época a pagar esa mejora, que era lo que
entorpecía la hora.
Pero esa gente no solo quería el
pavimento sino “EL MEJOR PAVIMENTO” que iba a costar más, por supuesto, pero ya
significaba un “lo que vendrá” para la ciudad que aparecía y que destacaba a
las industrias y empezaba a pronosticar que Cañada iba hacer la capital
nacional del mueble.
Fue una larga lucha los ricos y la
oligarquía (que no es lo mismo) contrato a Juan Bima director del semanario la
tribuna que había dejado de aparecer hacia tres años y que los ricos
contrataban “Ya de entonces se usaba ese sistema político”. Y Bima desde su
semanario empezó a insultar a don Lorenzo, y don José que apoyaban al
intendente y que sumaban a la gran obra a Don Bartolo Cufia, al que muchos
libros se lo indican como ingeniero Cufia pero no era ingeniero. Cufia tuvo en
la década del 20-40 una gran influencia en la calidad del pavimento lograda. Y
don Bartolo fue inflexible: Nombro por cuadra a un vecino con la función de
medir la altura del cemento que se volcaba sobre las calles de tierra exigiendo
que no fuesen menos de 18 cm y fueron varias las carradas de cemento que
tuvieron que levantar, los que hicieron la obra para volver a volcar una que
constituyera una garantía de supervivencia.
En estos momentos todavía recordamos
casi un siglo después a esos grandes
hombres con los cuales se hacen las grandes ciudades. Y hacemos este comentario
porque valoramos y aplaudimos que la actual intendenta, la mejor de la historia
de Cañada de Gómez, en estos momentos este llevando adelante una obra que se
había dejado de hacer, de mantenimiento y era imprescindible que no fuera así.
El rellenado de brea de las juntas de
las juntas del pavimento y sus rajaduras que se van produciendo con el uso, evitan
que se cuelen debajo del cemento el agua que ablandaría la base donde apoya el
pavimento y produce como muchos lugares de la ciudad hundimientos y roturas que
son motivo de los últimos 80 años de intendentes que hubo.
Vemos esa pequeña obra mechada con la
maravillosa estación de colectivos que está llevando adelante la intendenta
municipal y que será otro de los orgullos que adornaran a este fenómeno casi inexplicable que fue
Stella Clerici para Cañada de Gómez, dentro de 100 años quizás algún
historiador recordara el nombre de Stella Clerici y de paso a lo mejor el de
este diario que tanto elogia la increíble obra de esta mujer.
¡¡¡Sera justicia!!!
EL DIRECTOR