miércoles, 11 de octubre de 2017

EL GREMIALISMO: ¿ES DEMOCRATICO?


Desde Perón los trabajadores fundaron una identidad política en la Argentina. Mas allá de las ideas políticas disidentes al peronismo hay cosas que partir de ese militar que luego incorporó a una mujer iluminada por Dios para convertirse en contacto con los pobres y trabajadores en un icono histórico que con el tiempo dejo de tener fronteras.
Perón y Evita crearon un nuevo tratamiento del trabajador. Les digo leyes. Justicia social y asistencia a las mínimas necesidades de los hogares argentinos de clase media y baja.
Allí nació el gremialismo nacional pero también nacieron los vicios. Los trabajadores tenían cómo defenderse uniéndose contra los explotadores pero se olvidaron de respetar algunas cosas que aun hoy no respetan: la democracia.
Si hay una Constitución Nacional que rige al congreso y a las cámaras legislativas provinciales, una parte de esa carta magna debía regir también al gremialismo, que es la única defensa del trabajador contra el abuso de los capitales y los ricos que saben poco de humanismo y menos aun de pobres.
En la Argentina hay un cuarto poder pero no somos nosotros los periodistas como suele decirse, sino el gremialismo. Y para nosotros el congreso nacional debiera exigir como se le exige a una cooperativa, a una mutual, a un club, un estatuto coherente con la forma en que se maneja el país. Nunca nos fue bien cuando un secretario general de un gremio calentó el sillón durante 20 o 30 años dándole la espalda lisa y llanamente a elecciones periódicas y democráticas para la renovación de los representantes de los trabajadores y no permitir que un simple trabajador carismático se haga dueño de un gremio, disponga un paro de actividades, se fortalezca en los indigentes y pobres maltratados y grandes capitales, y se de paso a nuevos dirigentes con nuevas ideas que reemplacen a cualquier indigente que después de los cuatro años es obvio debiera ser cambiado para descansar de la dura tarea que es manejar a miles de trabajadores sin caer en la corrupción o la traición. Seguramente esto que decimos hoy puede ser mal interpretado por alguien pero con seguridad que tarde o temprano la democracia va a golpear la puerta de los sindicatos y a la justicia con grandes dirigentes que hoy son desoídos, porque los gremios no saben manejar su futuro democráticamente. Un secretario general parece ser el dueño de la estancia y los demás los peones que le dan de comer a las vacas, a los chanchos y siembran el cereal en los campos.
EL DIRECTOR