jueves, 28 de marzo de 2019

24 DE MARZO DE 1976




La última curva que sufrió en un Golpe de Estado nuestra democracia.
No es una fecha de festejar, sino de conmemorar que pasara algo que jamás debe volver a ocurrir en la Argentina.
En 1976, recordemos, la gente salió a festejar que la echaran a Stella Martínez de Perón y significaba una liberación para el país estar gobernada por una mujer que habia destrozado la economía siguiendo los bajos conceptos de los sobrevivientes del mal peronismo que acosaban al propio Juan Domingo Perón desde la Plaza de Mayo. Montoneros, las 3 A, el ejército revolucionario del pueblo fueron en la década del 60, los que se armaron no para defender el peronismo sino para disfrazar la delincuencia, la oligarquía que trabajaba extramuros para volver a gobernar el país y con paro tras paro darle motivos a las fuerzas trasgresoras de un ciclo peronista que habia cambiado el rumbo de la historia fueron ganando terreno motivando que Peron los echara de Plaza de Mayo en su último discurso y que los militares se apoderaran del país en su último golpe.
Que estaremos haciendo en este 2019 los argentinos anticipándonos a las nuevas elecciones presidenciales y de las altas esferas de la provincia, buscamos repetir el 24 de marzo o el 1983.
 Hoy a todos nos parece retornar más al 24 de marzo de 1976. Y eso es lo que también ocurrió cuando en la década del 40 Peron hecho del país a los que hoy nuestro actual presidente volvió a llamar para “restablecer el orden económico y político” de la Argentina.
Ya no existen síntomas de retorno de nadie al poder. Ahora triunfa el que se vayan todos y el pueblo tenga un lapso de sensatez y elija para gobernar la Argentina a los que no matan, a los que no compran jueces, al que insiste con sus paros sin darse cuenta que el paro el único que realmente lo sufre es el país y no sus habitantes, pero la esperanza de todos los argentinos esta vez no cuentan para elegir a un líder popular que priorice el bienestar de los argentinos y no de los grupos económicos ricos de la Argentina.
Ya se llenan las paredes de caras de candidatos. Ya la gente está haciendo cuentas como era la Argentina antes de todos estos procesos que le estábamos hablando, pero aparentemente no hay un líder al parecer que se gane la confianza de la mayoría.
Otro paro más. Otra vez la Argentina en las manos equivocadas y otra vez la Argentina sin oídos para oír ni a los pobres, ni a los buenos, ni a la justicia verdadera para que todo vuelva a ser el país que Dios nos regalo.
Sigamos rezando.
EL DIRECTOR