La última curva que sufrió en un Golpe de Estado nuestra
democracia.
No es una fecha de festejar, sino de conmemorar que pasara
algo que jamás debe volver a ocurrir en la Argentina.
En 1976, recordemos, la gente salió a festejar que la
echaran a Stella Martínez de Perón y significaba una liberación para el país
estar gobernada por una mujer que habia destrozado la economía siguiendo los
bajos conceptos de los sobrevivientes del mal peronismo que acosaban al propio
Juan Domingo Perón desde la Plaza de Mayo. Montoneros, las 3 A, el ejército
revolucionario del pueblo fueron en la década del 60, los que se armaron no
para defender el peronismo sino para disfrazar la delincuencia, la oligarquía
que trabajaba extramuros para volver a gobernar el país y con paro tras paro
darle motivos a las fuerzas trasgresoras de un ciclo peronista que habia
cambiado el rumbo de la historia fueron ganando terreno motivando que Peron los
echara de Plaza de Mayo en su último discurso y que los militares se apoderaran
del país en su último golpe.
Que estaremos haciendo en este 2019 los argentinos
anticipándonos a las nuevas elecciones presidenciales y de las altas esferas de
la provincia, buscamos repetir el 24 de marzo o el 1983.
Hoy a todos nos parece retornar más al 24 de
marzo de 1976. Y eso es lo que también ocurrió cuando en la década del 40 Peron
hecho del país a los que hoy nuestro actual presidente volvió a llamar para
“restablecer el orden económico y político” de la Argentina.
Ya no existen síntomas de retorno
de nadie al poder. Ahora triunfa el que se vayan todos y el pueblo tenga un
lapso de sensatez y elija para gobernar la Argentina a los que no matan, a los
que no compran jueces, al que insiste con sus paros sin darse cuenta que el
paro el único que realmente lo sufre es el país y no sus habitantes, pero la
esperanza de todos los argentinos esta vez no cuentan para elegir a un líder
popular que priorice el bienestar de los argentinos y no de los grupos
económicos ricos de la Argentina.
Ya se llenan las paredes de caras
de candidatos. Ya la gente está haciendo cuentas como era la Argentina antes de
todos estos procesos que le estábamos hablando, pero aparentemente no hay un
líder al parecer que se gane la confianza de la mayoría.
Otro paro más. Otra vez la
Argentina en las manos equivocadas y otra vez la Argentina sin oídos para oír
ni a los pobres, ni a los buenos, ni a la justicia verdadera para que todo
vuelva a ser el país que Dios nos regalo.
Sigamos rezando.
EL DIRECTOR