El país respira aliviado
pensando que el martes se termina para la argentina 4 años de dictadura oligárquica.
Todos entusiasmados al ver que zafamos de una banda de forajidos que hace 4 años se apodero de la Argentina,
de su banco central, y de su destino, no sin antes endeudar al país en una
forma grosera y salvaje y absolutamente
sin ningún sentimiento patriótico.
El sábado Macri le pedirá a
sus partidarios, la oligarquía porteña que son muchos una despedida. Todos los
argentinos sabemos que jamás un Macri o uno parecido volverán a sentarse en el
sagrado sillón de Bernardino Rivadavia. Es de esperar que esta jauría venenosa
que ha envenenado al país en estos años tenga planes menos transparente.
EL
DIRECTOR