sábado, 27 de febrero de 2021

ATILA JARTTI, TUTTI FRUTTI.

Existía en Cañada de Gómez una familia apreciada.

Roberto Casañas fue director de Obras Sanitarias Argentinas, cuando se llamaban así en Cañada de Gómez.

Roberto Casañas tenía una esposa de la familia Cornero, una conocida familia de campo de Cañada de Gómez.

Y tuvo dos hechos que llegaron a nuestros oídos de tener una vinculación de parientes, dos desgracias de diferente nivel, por supuesto.

Viajando con su esposa de San Lorenzo a Cañada de Gómez para no chocar con un tren, hizo una frenada violenta, el tren pasó y Roberto siguió andando en su coche y hablando con su mujer pero al rato de que se dio cuenta que ella no respondía, se volteó a verla y estaba muerta porque en la frenada se había desnucado.

Ese fue un gran dolor que le duró muchísimos años.

 Y el otro dolor que tiene es de otra índole y es este:

Roberto Casañas era un cazador empedernido. Con su escopeta de dos caños salía en Julio a cazar perdices y liebres y llevaba a su perro de caza, un perro especial que adoraba a su amo, lo tenía en la casa de un amigo, el lo pasaba a buscar y salían de cacería.

En un mes de julio muy frío después de responder a las miles de caricias de su perro que lo adoraba, arrancaron hacia el campo, en determinado momento el perro queda tieso apuntando a un rincón de un matorral señalando a una presa.

Como hacía frío, Roberto había llevado un poncho bien abrigado y al tratar de levantar la escopeta de dos caños no pudo impedir que un fleco se enganche en uno de los gatillos y se disparara accidentalmente un tiro que le dio de lleno en la parte trasera a su querido perro.

El perro saltó como 5 metros por el impacto de la poderosa bala de munición de la escopeta de Casañas.

El se quedó petrificado por el efecto de su error, el perro 5 metros más adelante se da vuelta con los ojos llorosos y quiso caminar pero no podía porque tenía la parte de atrás totalmente destrozada.

Se arrimo a el que seguía paralizado de terror y dolor con la escopeta en las manos y le abrió la mano que había apretado el gatillo, lo miró y le lamió las manos, como diciéndole: “Te perdono”…

Nunca terminó Roberto Casañas de contar estas tristes anécdotas porque en el medio no podía evitar ponerse a llorar.

Una discusión entre amigos en la Dirección del Diario:

Eduardo Navarro un fanático de Estrella, está triste porque a veces esta pandemia no nos deja salir más de una o dos veces por semana y estamos esperando a que se termine para volver a hacer las 4 ediciones semanales que hacíamos siempre.

Pero muchas de nuestras Estrellas de Oro dejaron de hacer publicidad, que fueron el pilar fundamental de nuestras ediciones y salidas: La Helvética, Pijuan, Celotti, Pinturería Cañada, Nuevo Central Argentino, etcétera.

Y la falta de conexión con las comunas y municipalidades de la zona y la región por obvias razones de transporte.