jueves, 8 de abril de 2021

ATILA JARTTI TUTTI FRUTTI

80 NO SON POCOS…

Esta sección del Diario pertenece a cosas que no tienen nada que ver con hechos históricos y periodísticos, si no a pequeños accidentes que a menudo tocan al diario. Por ejemplo: hace unos días quien escribe tuvo su porrazo número 79 y número 80, pero sin novedades. Nada roto, ningún moretón. Pero tengo el honor de agradecer a la gente del Banquito Ferroviario las atenciones que me dieron en ese momento ya que iba entrando a la farmacia cuando soporte dos porrazos producto de mi baja visión y de un traidor escaloncito que me produjo el porrazo 79 y 80. Parece mentira, ¿No?

Pero mi objetivo no es hablar de mí, sino de algo que tiene que ver con la niñez.

En mis 80 caídas producto de mi falta de visión que produce mareos, tropezones, etcétera el no sufrir ninguna quebradura significo que las 40 inyecciones que en Venado Tuerto teniendo yo 10 años mi madre me hizo aplicar por el doctor Di Giorno fueron muy útiles. En 1990 me agarro de frente un tren y me arrastro adentro de mi coche 64 metros. Ahí si tuve 8 costillas quebradas y un pulmón lleno de sangre, pero nada importante.

Esto que comento y que pertenece a un anecdotario personal tiene un objetivo periodístico; madres y padres tengan en cuenta lo logrado por aquel viejo doctor de Venado Tuerto, que pincho 40 veces a ese pibe de 10 años, que hoy tiene 85, y que gracias a aquellas inyecciones de calcio aun está vivo. Para nada significa algo personal, sino una sugerencia para todos los lectores que tienen chicos en edad de crecimiento y todos saben lo importante que es el calcio en el crecimiento de los menores.

Nos gustaría ver en Cañada de Gómez, una calle con el nombre Marabini, si no la hay, en homenaje a aquel inspector municipal incorruptible, que nadie pudo sobornar y que por haber entrado con su moto a sofocar un incendio (ya que también era bombero) luego de apagar el siniestro, sacó el talonario y se hizo el mismo una multa porque habia hecho media cuadra en contra mano para ir a apagar el fuego. Ese hecho fue comentado muchos años y sigue siendo un ejemplo que no todos han podido seguir.

Marabini termino colgándose de un árbol. Su suicidio fue muy lamentado y también inexplicable, porque él habia llegado a convertirse en un ser respetado y un ejemplo de la sociedad y la comunidad.

Antes de la era Clérici, un grupo de cañadenses hizo retirar una placa del Colegio Nacional que recordaba la importantísima gestión del ex intendente Gerardo Cabezudo porque el actual lugar del Colegio Nacional habia sido levantado en época de dictadura y Cabezudo habia sido intendente de Cañada de Gómez como tantos otros de Cañada y lugares de la zona y la región, en presencia de los militares en el poder. Aquellos que pretendían castigar un nombre importante y reconocible como un gran dirigente por el hecho de haber sido el autor intelectual de semejante obra como el Colegio Nacional.

Fue un hecho violentamente criticado por nuestro diario que también tuvo que agradecer la actuación del doctor Enrique Lucena para la realización del Hospital San José al estar cumpliendo funciones en una época donde gobernaba el país el Ejército Argentino pero en muchos lugares hombres civiles para que no se detuviera el progreso del país.

Hay que saber separar las cosas y basarse en los resultados que benefician al pueblo. Al menos así lo creemos nosotros.