sábado, 24 de abril de 2021

“No sé de qué se trata, pero me opongo”.

Cuando asumió Alberto Fernández la presidencia y el gobierno, la
oposición apuntó todos los cañones contra él, (Macri, Rodríguez
Larreta, la gorda Carrió, la Bullrich, etcétera). Se dedicaron a opinar
contra todo lo que hiciera el nuevo gobierno. Primero, que no había
comprado vacunas. Luego, porque las vacunas venían contaminadas y
envenenadas con comunismo desde Rusia (idioteces y estupideces
parecidas a estas y otras peores, escuchamos, vimos y vivimos).
Y Clarín y La Nación, aliados de los 40 ladrones que gobernaron 4
años la Argentina bajo el delincuente Macri, que le sigue debiendo 16
mil millones de pesos al estado por la estafa que perpetró con su padre
a el Correo Argentino y que damos gracias a Dios no cayó la
pandemia mientras gobernaba él, una persona que jamás debería haber
sido presidente y que no se sonrojó ni se puso pálido cuando endeudó
a la Argentina por 100 años con el F.M.I.
A veces parece increíble que con todos estos argumentos y
fundamentos en la Argentina quede aparte de Macri y toda su banda,
ciudadanos y civiles capacitados éticamente y moralmente para
votarlo de nuevo.
La Argentina sufrió muchas de estas defraudaciones y decepciones e
incluimos a la justicia que Macri manejó como si fuera un auto de
último modelo a su gusto y a su antojo.
El estudio y la investigación que hace la Argentina de todos los países
del mundo le permiten determinar si es bueno o es malo que exista un
curso estudiantil moviendo miles y millones de personas en un país
que día a día venía y viene sumando contagiados e infectados por el
coronavirus (COVID-19) de a 30.000 por día.

El Macrismo se opone como se opuso a todo y todos los que lo siguen
hacen lo propio, pero Alberto Fernández contaba y cuenta en su
gobierno, en su presidencia, en su gabinete y en su equipo con datos e
información de lo que ocurría en Alemania, en Inglaterra, en Francia y
en otros países del primer mundo cuando funcionaban las clases en las
escuelas y colegios motivando, generando y produciendo un tremendo
movimiento de gente y un elevadísimo número de contagios y muertos
en todo el país.
Mientras exista este concepto y el Congreso de la Nación siga
mirando el cielo raso, le va a resultar difícil a Alberto Fernández
eliminar a este maldito bicho que tantos muertos le está costando al
país y al mundo.

EL DIRECTOR