Hay que ser periodista para entender esto, y más aun ejercer ese periodismo nada menos que en Buenos Aires donde está concentrada toda la hipocresía, toda la corrupción y todo el caradurismo de un país que merecería tener un congreso absolutamente diferente al que funciona en la Avenida de Mayo de Buenos Aires. Uno de los jóvenes periodistas más talentosos hizo el martes un programa donde el periodismo le hacia una nota al periodista más importante de los últimos tiempos a un personaje público. Pocas veces ese personaje público fue un periodista y Jorge Lanata aquilataba antecedentes y capacidad para merecerlo mas allá que usted y nosotros no comulguemos con muchas de las cosas que Lanata dice.
No creemos en un país culto un periodista pueda llegar a sentirse tan omnipotente para hablarle a diez millones de argentinos por dos horas en la cual repitió su estilo que al parecer a él le da resultado.
Dijo siete veces «orto», varias veces «culo», ocho o diez veces «Ni en pedo», entre otras guasadas que no invalidan las verdades que no faltaron en su reportaje pero que para nada respetan la cultura de un pueblo al que nosotros en este pequeño diario siempre opinamos que para ser periodista habría que rendir examen. Que no creemos en la libertad de prensa, que cualquier individuo pueda manejar una computadora o un medio sin respetar las mínimas condiciones de conducta, capacidad y educación.
A nosotros también se nos escapan a veces algunas palabrotas, pero no hacen a un estilo periodístico sino a un momento de bronca al ver contradecirse lo que pensamos con la realidad de una forma demasiado brutal.
Apunto en cuatro meses de cumplir 60 años, nuestras bodas de Diamante creemos merecer sino que usted esté de acuerdo con nosotros, al menos que polemicen sobre el tema. Quizás usted tenga razón y nosotros no.
EL DIRECTOR.