Quizás como en ningún otro
renglón, en la actividad comercial es donde se refleja la situación económica
del país.
Si nos basamos en el turismo
podemos decir que la situación del país es muy buena porque los fines de semana
largo trabajan muy bien los lugares turísticos. Claro está que hay que aclara
que la clases que puede darse esos lujos no son precisamente los pobres, ni los
desocupados ni la clase media laburante que llega con lo justo a fin de mes.
Lo que si podemos hacer acotaciones
puntuales esperando que no caigan el saco roto:- Hay muchos negocios cerrados
con el cartel que se alquila en la puerta en todos lados no solo en Cañada de
Gómez. Entendemos que los dueños de esos locales no se amoldaron a la situación
del país ni a la rentabilidad del negocio al cual le alquilar el local. La
tristeza tiene dos puntas, la que tuvo que cerrar porque no podía pagar el
nuevo alquiler y la que tiene que bancarse todos los impuestos, cucarachas y
ratones dentro de su local vacio por no poder a volver a alquilarlo.
Caminando por las calles de
Cañada se puede verificar esta realidad que no es diferente a la de Carcarañá,
a la de Armstrong y otros pueblos y ciudades de la región.
Más de uno de esos dueños de
locales debe tener ganas de bajarse del pedestal y hablar con la victima que no
soporto el nuevo alquiler para pedirle perdón y actualizar la vieja relación.
-Nos hemos tomado el trabajo
de tomar un café en Rosario, almorzar y cenar y… ¡Oh sorpresa!: En Rosario se
come más barato que en la mayoría de los restaurantes de Cañada de Gómez. Eso
equivale a que los dueños de los comedores no saben el buen negocio que es que
un comensal se vaya contento no solo con lo que comió sino con lo que pago por
ese servicio. Porque siendo así, volverá. Y si por necesidades económicas el
dueño del comedor le “arranca la cabeza”, esa cabeza no comerá más y menos
allí.
Es imprescindible que el gobierno cambie muchas cosas, y una de las más
importantes es implementar una ley de alquileres a través del gobierno de la
nación, como así también poner altos impuestos a los millones o cientos de
miles de hectáreas improductivas que como simple inversión hoy tienen
vizcachas, ratones y malezas, y podrían tener trigo, maíz, soja y animales.