miércoles, 29 de noviembre de 2017

LA RESURRECCIÓN DE UN IDOLO


Hace unos días el Colón se vistió de gala, cantó ahí junto a un grupo de estrellas la que hoy es la voz de Buenos Aires. Nuestro querido amigo y gran compositor de tango como Cacho Castaña esta vez resucitó al aplauso popular en uno de los mejores teatros del mundo, nuestro querido Teatro Colón.
Nuestra amistad con Cacho tiene 50 años casi y si hay alguien que responde al típico porteño tanguero es él. El que venía a cantar boleros contratado por Ronda Musical y nos obligaba a que lo hospedáramos en las habitaciones traseras del hotel Verdesole de Carlos Piva donde recibía el asedio que tenia de las mujeres que no solo admiraban su voz sino también su talento y su simpatía.
Solo Dios y las oraciones de sus fanáticos y amigos entre los que nos contamos pudieron hacer que volviera a cantar luego de sufrir una traqueotomía al borde de la muerte hace poco tiempo.
Cacho cambió de género y se hizo tanguero debutando con “café la humedad” como primer gran éxito hoy inmortalizado con su voz y siguiendo luego con una serie de éxitos que al desaparecer el Polaco Goyeneche quedó como indiscutido cultor de nuestro tango.
A Cacho había que conocerlo. Era el loco que salía desesperado de sus bailes y recitales para ir a tirarse toda la plata ganada en algún casino. Era el que hacia un culto de la amistad, un vago atorrante que se mandaba 3 atados por día sabiendo que esa “puta costumbre” lo llevaba a la muerte.
Sentimos orgullo de esta resurrección en la que nadie creía y recordamos que no hace mucho en nuestro maravilloso Teatro Verdi en un actuación pidió que su conjunto musical que lo acompañaba se lucieran con dos tangos instrumentales para él poder ir detrás de las bambalinas a fumarse dos cigarrillos. Allí estuvimos con él en ese intervalo increpándolo como amigos que somos de el porque hacia menos de 15 días había estado internado y había tenido que suspender esa misma presentación en ese mismo Teatro. Su respuesta es una pintura de su personalidad.
-Me puede gordo, es algo que me domina.
-Cachito vas derecho a la recoleta si seguís así.
Mirándonos casi con tristeza nos dijo
-¿Gordo queres que te diga algo?  Sin el faso no puedo vivir.
Nos volvimos a ver en el mismo Hotel Verdesole con otra mujer y lo vimos muy desmejorado hace un par de años.
Luego de su última caída que parecía la ultima sufrió una traqueotomía que todos imaginábamos terminaba con el astro numero 1 de nuestro tango. Luego de semejante operación para salvarle la vida nadie podía imaginar que Cacho iba a hacer lo que hizo hace pocos días en el Teatro Colón.
Un recuerdo personal estando en el desaparecido y muy coqueto restaurante “Rich” en Rosario sentí que alguien nos estaba tirando migas de pan al darnos vuelta molestos vimos a Cacho con la Gonzaga su esposa en ese momento y nos quedamos con su última frase.
-Gordo imposible errarle a semejante cabezón.
El llegó al Colon. Marianito Mores no, cuando preparó todas las partituras para cumplir los 100 años de edad trabajando en los suyo, Cacho de Buenos Aires… ¡No te nos mueras nunca!
Atila Jartti.