Hace unos días el Colón se vistió de gala, cantó ahí junto a un grupo de estrellas la que hoy es la voz de Buenos Aires. Nuestro querido amigo y gran compositor de tango como Cacho Castaña esta vez resucitó al aplauso popular en uno de los mejores teatros del mundo, nuestro querido Teatro Colón.
Nuestra
amistad con Cacho tiene 50 años casi y si hay alguien que responde al típico
porteño tanguero es él. El que venía a cantar boleros contratado por Ronda
Musical y nos obligaba a que lo hospedáramos en las habitaciones traseras del
hotel Verdesole de Carlos Piva donde recibía el asedio que tenia de las mujeres
que no solo admiraban su voz sino también su talento y su simpatía.
Solo
Dios y las oraciones de sus fanáticos y amigos entre los que nos contamos
pudieron hacer que volviera a cantar luego de sufrir una traqueotomía al borde
de la muerte hace poco tiempo.
Cacho
cambió de género y se hizo tanguero debutando con “café la humedad” como primer
gran éxito hoy inmortalizado con su voz y siguiendo luego con una serie de
éxitos que al desaparecer el Polaco Goyeneche quedó como indiscutido cultor de
nuestro tango.
A
Cacho había que conocerlo. Era el loco que salía desesperado de sus bailes y
recitales para ir a tirarse toda la plata ganada en algún casino. Era el que
hacia un culto de la amistad, un vago atorrante que se mandaba 3 atados por día
sabiendo que esa “puta costumbre” lo llevaba a la muerte.
Sentimos
orgullo de esta resurrección en la que nadie creía y recordamos que no hace
mucho en nuestro maravilloso Teatro Verdi en un actuación pidió que su conjunto
musical que lo acompañaba se lucieran con dos tangos instrumentales para él
poder ir detrás de las bambalinas a fumarse dos cigarrillos. Allí estuvimos con
él en ese intervalo increpándolo como amigos que somos de el porque hacia menos
de 15 días había estado internado y había tenido que suspender esa misma
presentación en ese mismo Teatro. Su respuesta es una pintura de su
personalidad.
-Me puede gordo, es algo que me domina.
-Cachito
vas derecho a la recoleta si seguís así.
Mirándonos
casi con tristeza nos dijo
-¿Gordo queres que te diga algo? Sin el faso no puedo vivir.
Nos
volvimos a ver en el mismo Hotel Verdesole con otra mujer y lo vimos muy
desmejorado hace un par de años.
Luego
de su última caída que parecía la ultima sufrió una traqueotomía que todos
imaginábamos terminaba con el astro numero 1 de nuestro tango. Luego de
semejante operación para salvarle la vida nadie podía imaginar que Cacho iba a
hacer lo que hizo hace pocos días en el Teatro Colón.
Un
recuerdo personal estando en el desaparecido y muy coqueto restaurante “Rich”
en Rosario sentí que alguien nos estaba tirando migas de pan al darnos vuelta
molestos vimos a Cacho con la Gonzaga su esposa en ese momento y nos quedamos
con su última frase.
-Gordo imposible errarle a semejante cabezón.
El
llegó al Colon. Marianito Mores no, cuando preparó todas las partituras para
cumplir los 100 años de edad trabajando en los suyo, Cacho de Buenos Aires… ¡No
te nos mueras nunca!
Atila Jartti.