El jueves pasado no supimos como hizo el ingeniero
Mauricio Macri en salir de la casa rosada donde después del día más tumultuoso
y vergonzoso de los últimos 17 años vivía la República Argentina.
Nadie nos va a convencer que no había fórmulas diferentes
a meterle la mano de nuevo como hizo Menem en la década del 90 a los pobres
jubilados con su secuaz Cavallo lo que quedo grabado en la historia negra del
“Menemismo”.
Tanto Menem en el 90 y pico como Macri en el 2017
pudieron pensar en otros bolsillos repletos de dólares para sanear la economía
argentina.
Los decretos de necesidad y urgencia siguen siendo una
ofensa a la democracia. Ya la había usado Cristina y le gustó la trampa a la
democracia que esos decretos significan para quienes creen que la Argentina es
un país que se maneja democráticamente, y con sentimientos humanos hacia los
seres que menos tienen y más necesitan.
Al escribir esta nota “Estrella de la Mañana” no sabía
que es lo que había ocurrido ayer lunes en las calles argentinas ni en el
congreso de la nación.
Seguimos pensando que con un pequeño toque a los
impuestos inmobiliarios de los multimillonarios que hay en la argentina, se
hubiera logrado mucho más dinero que sacándole medio pan dulce a los jubilados
de nuestra patria.
Pese a todo y aunque a usted le parezca mentira o no nos
favorezca lo que vamos a decir para cerrar esta editorial cuando empieza la
semana de navidad, seguimos creyendo. Solo falta que Mauricio cumpla lo que
prometió: ¡¡Que cambiemos!!
El Director.