miércoles, 2 de mayo de 2018

Carta del director a los lectores de Estrella




Queridos lectores:
                                 A menudo utilizo los espacios de Estrella para hablar con mis amigos deduciendo que no a todos les puede gustar este Diario. Especialmente desde hace cuatro años porque desde ese entonces tiene que soportar ser dirigido por un “analfabeto”. Alguien que solo ve imágenes pero no definidas, imposibilitado de escribir, de leer y de dibujar. Menos aun de organizar cosas importantes como bailes, festivales de boxeo, programas de televisión y menos aun hacer caricaturas, que es un don especial que da Dios a algunos de sus hijos.
La maculopatia que me aqueja desde hace cuatro años y medio, no le ha impedido a Estrella seguir saliendo; y justamente de eso quiero hablarles hoy.
Mis ojos ya no pueden dibujar una caricatura, ni leer siquiera mi Cacho Dinamita, que por haber sido dibujado  hace casi cuarenta años , lo imaginé, lo dibujé y hoy no me acuerdo, honestamente de cómo fui armándole los líos que yo mismo le armaba al pobre Cacho.
Nadie podría creerme que amo a Cacho Dinamita y a Saturnino como si fueran dos hijos más. Pero Estrella prácticamente podía decir que es la razón de mi vida, junto a tres grandes hijos, una gran mujer, a ocho maravillosos nietos y a un grupo de colaboradores a los que no me alcanzan los adjetivos para elogiar que me permiten seguir haciendo la Estrella única que se sigue viendo cuando sale el sol. Y que le cuenta a la gente que pasó, qué diez noticias movieron al mundo, qué editorial tiene en la cabeza Estrella, quien murió, quien jugó, quien ganó y la historia que acercan los mejores escritores y historiadores que tenemos en la región, Di Tomaso, Alvarez, Navarro.
Claro que no me di por vencido esta vez. Pronto voy a afrontar la cuarta operación en mis ojos, faltan días solamente. Y es que tanto me ha ayudado Dios en la vida para tener lo que tengo que menos dinero es todo lo que realmente la vida le puede dar a un ser humano de buen corazón , y que está mas allá del dinero, de los odios, de las ofensas y todas las cosas que, he aprendido a superar. Aquel viejo profesor de historia me enseñó:
-“Que no lo ofenda quien quiera sino quien pueda.”
Y hay que ver cómo me ayudó en mi vida eso y me sigue ayudando hoy cuando me falla el corrector y se escapan acentos, errores, comas en mis escritos por falta de un corrector, cosa que creo que vamos a superar en estos días.
Usted no se imagina amigo lector o no amigo que difícil que es ser ciego o casi ciego, un dibujante, periodista, caricaturista, escritor con seguridad hubiera preferido perder las piernas que la nitidez de su vista.
Siempre hablo en estas cartas a mis amigos, hoy les pido disculpas a ellos y también a quienes no son nuestros amigos que tienen que bancarse el único diario que hay en la región, tenga un director con los problemas que yo tengo luchando contra la corriente, comprando lupas que no me ayudan demasiado pero teniendo un grupo de amigos que me permitieron cumplir sesenta años en lo mío y hacerme creer que ser Decano de la prensa Argentina como el fundador de un diario ejerciendo hoy su dirección trabajando, no figurando, no es un gran mérito que merece su tolerancia querido lector.
A mí también quiero que me encuentre la muerte trabajando pero que me deje trabajando un buen tiempo más que creo que puedo.
En pocos días más vuelvo al quirófano. Y no se imaginan cómo me ha ayudado Dios desde que nací muerto.
Ténganme paciencia, más que un pedido es un ruego.
EL DIRECTOR