miércoles, 11 de julio de 2018

EL CONGRESO EN JAQUE PERPETUO




En el ajedrez suele ocurrir que uno de los contrincantes posee mayoría de piezas y una buena posición sobre el tablero pero que el rival descubra la forma de empatar la partida, logrando un jaque perpetuo. Nosotros, viejos ajedrecistas, el que escribe, campeón olímpico y tridepartamental en la década del ’70, sabe de ajedrez casi tanto como de periodismo.
No hay nada más parecido al jaque perpetuo que el archifamoso y repulsivo “decreto de necesidad y urgencia”. Es increíble que un país de 40.000.000 de habitantes, rico, sabio, y hermoso como la Argentina, le otorgue a un ciudadano el derecho de poder disponer por su propia voluntad algo que repugnaría, por ejemplo, a los 39.999.999 habitantes.
Un congreso que estuvo casi 24 horas decidiendo, si se puede o no, hacer un aborto, especialmente luego de un salvaje acto de violación, permita que exista un ser humano en el país que se pueda pasar por el lugar más indigno: el congreso de la nación, la constitución nacional y el mejor criterio que se pueda utilizar para superar cualquier problema.
Hace pocos días le preguntamos a un diputado de nuestra confianza, una gran personalidad, si con ese decreto de necesidad y urgencia, un presidente podría vender o entregar la Patagonia a un país vecino (que de paso hay uno que le tiene mucho cariño a nuestra Patagonia), y esta personalidad me pidió disculpas, dijo que lo iba a estudiar porque él está retirado de la política pero como se ven las cosas, cree que sí.
¿Somos tan imbéciles los argentinos para poner en manos de gente como Menem, Cristina o Macri, un poder semejante siendo que el congreso le cuesta el país miles de millones de pesos mensuales?
Si hay algo urgente en la Argentina hoy es terminar con la hipocresía del voto. En la Argentina el que gana, hace lo que quiere, que los demás aplaudan o puteen.
Así es la cosa, querido lector, y le pido disculpa por el miedo que yo tengo acerca de Macri que, además de endeudarnos por cien años, se le ocurra venderles a los ingleses la Patagonia, ¡total ya las Malvinas la tienen!
Más bien, viviríamos más tranquilos los que desconocemos que significa ese decreto que puede usar un solo hombre en representación del país. Ojalá sea solo imaginación nuestra en cuyo caso no le dé importancia a este editorial.
EL DIRECTOR.