Si alguien por ahí dice que los argentinos no tenemos suerte,
es porque no analiza la realidad verdadera que algunos hombres grandes
valoramos, y no por sabio sino por viejos. Somos los viejos vizcachas que nos
enojamos cuando ya la vida nos erosionó las partes imperfectas de nuestra
mente, anulándonos la egolatría, egoísmo, la maldad la falta de comprensión y
no permitió florecer el amor entre las mejores cosas que tenga en la cabeza.
Anteayer los argentinos nos sentíamos felices igual si ganaba
Colombia, pero ganó Inglaterra, la derrota del futbol mundial de Argentina ha
hecho caer como una manta sobre todos nosotros que nos tapa la luz del sol,
aunque el sol este radiante y no nos deja ver el camino aunque haya diez o
quince para elegir.
Es increíble la suerte que tenemos los argentinos y la
estupidez de no reconocerlo. Si a un Peronista le decimos que Argentina tiene
suerte, capaz que nos pega, porque compara lo que es tener suerte a estar en
garra de un oligarca que no tiene ni el mínimo sabor, ni color, ni olor a
argentino.
Pero Argentina tuvo hace años un Belgrano, un San Martín, un
Sarmiento, un Irigoyen, un Perón, una Evita, Un Illía, un Alfonsín, un Lanucce,
y ahí tenemos que parar porque si seguimos nombrando gente arrancamos con las polémicas, que nosotros
tratamos siempre de esquivar. Los cuadros se ven mucho mejor a la distancia.
Como pintor siempre preferiremos si una obra nuestra se mide de lejos porque
cuando uno más se acerca a una obra es donde aparecen las imperfecciones, y los
errores que de lejos no se ven.
Fuimos en su momento felices, en nuestra historia pero nunca
supimos agradecerle con hechos a Dios toda esa suerte, que nos dio, en todo: En
mar, en ríos, en montañas, en hermosos paisajes, muchas de ellas consideradas
maravillas del mundo, en lo favarolo, en lo frangió, en lo reuteman, y ahí
iríamos lejos al hoy, y no se reflejaría la intención que tiene esta nota que
lo que menos pretende es polemizar. Queremos que la gente sepa que si hay
culpables, que hoy cierta gente pobre tenga que buscar alimentos en los tachos
de la basura, no es por falta de suerte de los argentinos, y eso entra
justamente en la trampa que caemos los argentinos, por ser demasiados buenos.
Por creer en los mentirosos, por no aplicar la conducta del sabio, sino la del
enamorado. El enamorado, ama, y no sabe por qué, así como hay otros seres una
minoría absoluta, que odian y no saben por qué, de la misma forma.
No sé por qué no sabemos por qué, algo nos dice que un
presente tan terrorífico en la política Nacional va a tener que producir un
estallido social, que nadie quiere, que todos tenemos que tratar de evitar,
pero principalmente los que manejan las
palancas que nos llevan al futuro y que tienen que ser eficientes,
pensando en lo que siempre decimos: Si reventamos el mundo, nos morimos todos.
Y eso sería lo peor que nos podría llegar a pasar si los argentinos no le
ponemos freno a tanto desgobierno, a tanta maldad, a tanta imprudencia que hoy
se ha incrustado en algunos puestos del poder. ¿Habrá que esperar que nazca o
se proyecte en nuestra historia una figura carismática, seria, y fuerte para
que impida que esto siga para adelante y que todos los buenos argentinos le
permitan gobernar el mejor país del mundo?
Si alguna
vez se llamo Peron, o San Martín, o Evita, o Alfonsín en nuestro nuevo
comandante se llame Napoleón, Nerón, aunque en el fondo eso solo va a depender
de Jesús. Porque todo lo demás que se pruebe para cambiar esto choca con la
violencia.
Que
desorientación que tenemos los argentinos hoy ¿verdad?
EL DIRECTOR.