El aborto produjo en su
tratamiento en el Congreso de la Nación uno de los movimientos populares más
agudos y necesarios. El conflicto roza la Iglesia las ideas humanitarias y no
solo la legalidad de las leyes.
Hasta hoy no habíamos dado la
opinión de este diario sobre el aborto. Hoy que se acabaron los pañuelos verdes
y las manifestaciones damos una opinión que entendemos, estamos autorizados
para emitirla con una experiencia que nosotros nos trajo grandes satisfacciones,
en el 1987 un policía que vivía en Correa y trabajaba en Cañada de Gómez, fué
abandonado por su mujer y se quedaba con un hijo de tres años que por un gesto
humanitario se lo iba a cuidar una vecina que tenía varios hijos, pero el
policía pensó, no era el destino que él pretendía para su pequeño de tres años.
Vino a Estrella con pocas esperanzas y lo ayudamos también con pocas
esperanzas. Ahí estuvo el error, no solamente nosotros y el padre estuvimos
equivocados sino la ley que desde siempre exigen un papelerío y un trámite
largo, tedioso y en cierta forma inhumano para las parejas que quieren adoptar
un chico y tienen que decir después de varios años que ni siquiera le
atendieron la solicitud o se cansaron de presentar papeles y hacer gestiones por
años sin resultado positivo.
Esa ley no cambió, y esa es la
ley que debiera cambiar, no la del aborto. El aborto cuando hay 14 semanas de
gestación es muy parecido a un crimen. Nuestra experiencia fue una sola vez
pero estamos seguros que si hoy viene a Estrella un policía como el de aquella
vez, o un ciudadano común que esta por tener su esposa/novia familia y quieren
donar esa criatura que ellos no pueden
mantener una vida de privaciones, estamos convencidos que si en 1987 fueron 86
las parejas que se anotaron para ser padres de ese nene que ni conocían, hoy
serian muchísimos más. Y quizás muchos de los que vendrían a estrella a
anotarse para adoptar ese chico en gestación serian más de los 86 que vinieron
a estrella a pedir por favor que le dieran a ese chico de tres años en
adopción.
Desgraciadamente no estamos conformes
con el Congreso de la Nación o por las leyes, o por el uso que les hacen a los
Gobiernos, a las Cámaras Legislativas, generalmente orientadas atar réditos
políticos a la sociedad y no beneficios humanitarios.
Alivianen el peso y los trámites
de una interminable gestión para adoptar a un niño y estarán solucionando miles
de casos en que una mujer privada de esa ley que no está deba arriesgar su vida
y no solo la de un niño que ya está formado en su vientre.
No somos legisladores. Pero como
periodistas libres que nos sentimos podemos dar esta opinión. La solución es
más simple y más humana que las madres futuras no arriesguen su vida y maten a
sus bebes gestados y puedan entregarlo a un hogar que pueda mantenerlo,
educarlo y darle un buen sentido a esa preciosa vida de la cual hoy tan
ligeramente se quiere disponer.
EL DIRECTOR.