Cuando mis hijos
crezcan quiero que sigan cruzando la puerta sin llamar.
Espero que vayan a la cocina a tomar un aperitivo, y que se
desplomen en el sofá para ver la
televisión.
Espero que entren y
sientan que el peso de la adultez, les abandonan, ya que están en casa. Para
mis hijos las puertas siempre estarán abiertas.