La impopularidad del periodista
Es algo innegable que los
periodistas tenemos muy poca hinchada. ¿Conoce usted algún periodista que goce
de popularidad y sea muy querido por la gente? Seguramente usted pensara un
buen rato y llegara a la conclusión de que puede haber algún periodista querido
por una hinchada o por una tendencia política, pero solo el tiempo en el que
ese periodista puede brindarles sus favores.
En 62 años de periodista puedo
tener autoridad para hacer esta nota.
Los periodistas conocidos e
importantísimos con los que tuve amistad podrían ratificar lo que nosotros
decimos en este editorial.
Empiezo por los que ya no están,
Enzo Ardigó, Cañadense, comentarista de fútbol, presidente de primer cine de
Mar del Plata, dueño de las revistas GOLES, vosotras, TV guía, y otras grandes
publicaciones más, fue el periodista más brillante que conocimos. Pero mucha
gente no lo quería. Solo la hinchada de América lo festejaba cuando venía a
Cañada de Gómez y él nos tenía prohibido a nosotros que dejáramos de mandarle
la Revista Estrella con las alternativas deportivas del club de sus amores:
América de Cañada de Gómez. Enzo Ardigó era íntimo amigo de Estrella y también
él renegaba de clubes que lo habían marginado por un comentario dejando sin
valor otros tantos que el habia hecho beneficiando a los clubes que no lo
querían.
Nelson Castro, doctor en
medicina, un caballero. Nos conocimos en el Hotel Mayorazgo de Paraná en una
convención y podemos asegurar que es una bellísima persona y muy buen amigo.
¿Alguien lo quiere?
Otro grande de verdad, Bernardo Neustadt,
aparte de esa foto tomada en Macakos hace más de 50 años, nos veíamos y
charlábamos con él en las oficinas que Enzo Ardigó tenía frente al Obelisco.
Una biblia. Un judío que hacía honor al periodismo argentino. Decían de él que
estaba al servicio del que gobernaba, como si fuese una obligación no apoyar a
un gobierno o a un funcionario simplemente como una estúpida oposición sin
motivos conocidos.
Bernardo Neustadt era una
eminencia periodística y dejo un libro escrito que se llamaba “Post Mortem”, un libro que el habia
dejado para que se publicara el día que el ya no estuviera vivo, seguramente
con gravísimas acusaciones que no quiso dar en vida por temor a ser atacado si
se publicaba el libro estando él vivo. Neustadt murió y el libro alguien lo
destruyó o lo escondió pero la última voluntad de Bernardo no se cumplió.
No son muchos los periodistas que
pueden bancarse todas las agresiones que nos tenemos que aguantar muchos de los
que no creemos si algo está bien, no publicitarlo porque ofende a la oposición.
O viceversa estar con la oposición hostigando a quienes tienen la dificilísima
tarea de gobernar bien. Va a pasar mucho tiempo y siempre esto se va a repetir
como se repitió siempre, quizás desde Mariano Moreno a hoy. ¿O acaso el prócer
de nuestra educación Domingo Faustino Sarmiento siendo presidente de la Nación
no clausuro seis meses el Diario La Nación de Bartolomé Mitre?
Este diario sin ir más lejos fue
clausurado tres veces, y una vez con 74 días de prisión para quien escribe, por
orden de un obispo. Quizás la única vez que tuvimos a todo el pueblo con
nosotros y no solo un porcentaje. Por eso nos sentimos autorizados por la
historia a pedir para el periodismo comprensión y apoyo. Y pedirles a los
periodistas que alejen como un fantasma diabólico las ideas de sobornos y
chantajes, lo cual los destruye como periodistas y los convierte en
mercenarios.
El director.