Lamentablemente la gente grande y
cierta gente que necesita tener un entretenimiento que valga mucho menos que
una entrada al Broadway o a cualquier otro espectáculo de alto costo, ven decaer de
forma vertiginosa sus lugares de esparcimientos.
Para mucha gente el City Center era una
opción de distracción, los pobres o la clase media tentaba a la suerte y era
algo diferente a un casino donde sólo se pueda jugar en el paño o a juegos que
son muy caros para algunas personas. Las máquinas solían ser hermosas,
coloridas, atractivas, miles de máquinitas diferentes que le permitían a la
gente ir y con unos pocos pesos tentar fortunas, y no pocos volvían contentos a
sus casa porque las máquinas solían dar ganancias… no siempre pérdidas.
Las cosas cambiaron, el City Center
está moribundo. De 4 máquinas anda 1, éstas no funcionan o no aceptan la plata,
o tienen roto algún dispositivo. Fácilmente el 70% de las máquinas están rotas
o con algún problema, más allá que aunque le acierte alguna combinación, lo que
pagan es tan poco que cada día va menos gente y más enojada.
Hacía mucho que no íbamos. El casino
actuó según sus dueños eliminando de la entrada los sillones donde la gente
humilde con sus hijos se sentaban a ver entrar y salir del casino a la gente.
Como seguramente a la gente humilde de
Cristóbal López, nos les ofrecía ningún beneficio, no dejó un solo sillón.
Entonces no pudieron volver a ir. Lo malo es que tampoco arreglan las máquinas
y hoy todo es decadente allí. Para colmo cayó Macri aumentando el impuesto al
juego, lo cual significa que nadie va a ganar un mango ya en esos lugares.
No diga que no le avisamos, somos sus
amigos.