Hace
un tiempo, que los argentinos sentimos en nuestro corazón un orgullo muy
profundo porque el Obispo Bergoglio se convirtió en el Papa Francisco. Desde la
misma asunción de Francisco no dejó de sorprender, por sus ideas, por su
coraje, y por la tendencia a unir a todas las religiones del mundo. Por la
blancura de sus mensajes y el coraje de ponerle el pecho a las balas visitando
los países más salvajes y lleno de terroristas del mundo, poniendo a todos los
argentinos católicos (y protestantes también) en un estado de alerta y miedo
por la salud del Papa argentino.
Hoy,
es tan bastarda la conducción del Estado Nacional y tan errática como el
aspecto económico, haciendo exactamente todo lo contrario de lo que sugeriría
Cristo a un presidente argentino, rebajando las jubilaciones, aumentándoles las
posibilidades económicas a sus amigotes de Rancia Estirpe. Castigando con
salvajes tarifasos increíbles en un argentino tan votado hace 3 años.
Nos
engañó a todos. Aquí mismo en éstas páginas, les pedimos confianza y paciencia
en los primeros tiempos de su gobierno hasta que nos dimos cuenta que nuestro
presidente, tal como nosotros lo dijimos de un principio, al haber nacido en
cuna de oro, iba a ir contra los pobres.
Últimamente,
algunos secuaces de él le apuntaron a la Iglesia Católica que justamente tiene
a un argentino como Papa. La respuesta del Papa hablará de aquí en más, más que
cualquier cosa que nosotros podamos escribir: La Iglesia Católica, doctrina oficial de Argentina, informó al pueblo y
al gobierno de este país, que no volverá a cobrar los 140 millones de pesos con
que el Estado desde hace muchísimos años, ayuda a las obras eclesiásticas.
Sería
dable esperar que esos millones se distribuyan en villas de gente con hambre y
no vayan a parar a los bolsillos de los amigos del presidente.
¿¡Cómo
podemos equivocarnos tanto los argentinos cuando vamos a votar!?
EL DIRECTOR.