miércoles, 21 de noviembre de 2018

UNA ALEGRÍA COMPARTIDA



Cuando con una raqueta en la mano y su espíritu invencible, que solo aceptó la derrota ante una muerte prematura e injusta la figura de Miguel Borbotti no se despegó un solo minuto de nuestro corazón.
Miguel hizo todas las materias para llegar a doctorarse: almacenero, dueño de supermercado, formación comercial y social para darle a la gente los mejores precios y finalmente montar un hipermercado el primero y único en Cañada de Gómez, y por muchos años hacer un contrato con nuestro diario que el único supermercado que tenía que figurar en nuestras páginas era el suyo. Y lo hicimos. Perdimos avisadores como Tigre, Johansen, etcétera, pero nunca perdimos la amistad y la admiración que teníamos con Miguel. Siempre lo poníamos como ejemplo cuando hablábamos de trabajar, progresar y agregarle a la experiencia de uno lo mejor que se le podía dar al cliente.
La muerte fue muy injusta con él, a los 61 años, cuando todavía se calzaba la de Boca y no faltaba la oportunidad de intentar alguna diablura con la redonda. Miguel tenía que morir así, con una raqueta en la mano, trabajando con su familia por su hipermercado y dándole de comer al legitimo orgullo que Miguel tenia por su trabajo, por ser el mejor, por estar pendiente de los precios de las góndolas y por todo lo que tuviese que ver con su trabajo sin descuidar su familia y amigos.
La muerte de Miguel dejó atónitos a todos los que lo rodeaban, especialmente a su mujer María, su hija Valeria, y sus más fieles empleados que él trataba como amigo.
Súbitamente toma la conducción del hipermercado alguien no capacitado o al menos no formado al lado de Miguel, y todo pareció cambiar, desapareció la propaganda en Estrella, y apareció en todas las radios y medios que había lo cual obviamente elevo considerablemente los costos que el hipermercado tenía que afrontar para su promoción.
La nueva conducción puso un supermercado en Armstrong como sucursal entre otros de los cambios elegidos por el nuevo conductor.
Pocos años después Borbotti sin Miguel, perdió identidad. Hoy María y Valeria, lo volvieron a hacer el más popular de la zona, que no tiene sucursal en ningún lado. Fue una alegría muy grande para nosotros volver a engalanar las páginas de Estrella con un aviso de la familia Borbotti, esa parte de la familia que responde claramente al alma y al corazón que Miguel le habia puesto en cada rincón a su viejo querido almacén para convertirlo en el mejor hipermercado de la zona.
Gracias María, gracias Valeria, gracias Verónica Perassi, quienes hoy gobiernan un futuro cada día más venturoso pese a la grave situación que vive el país.
EL DIRECTOR.