Cuando con una raqueta en la
mano y su espíritu invencible, que solo aceptó la derrota ante una muerte
prematura e injusta la figura de Miguel Borbotti no se despegó un solo minuto
de nuestro corazón.
Miguel hizo todas las
materias para llegar a doctorarse: almacenero, dueño de supermercado, formación
comercial y social para darle a la gente los mejores precios y finalmente
montar un hipermercado el primero y único en Cañada de Gómez, y por muchos años
hacer un contrato con nuestro diario que el único supermercado que tenía que
figurar en nuestras páginas era el suyo. Y lo hicimos. Perdimos avisadores como
Tigre, Johansen, etcétera, pero nunca perdimos la amistad y la admiración que
teníamos con Miguel. Siempre lo poníamos como ejemplo cuando hablábamos de
trabajar, progresar y agregarle a la experiencia de uno lo mejor que se le
podía dar al cliente.
La muerte fue muy injusta
con él, a los 61 años, cuando todavía se calzaba la de Boca y no faltaba la oportunidad
de intentar alguna diablura con la redonda. Miguel tenía que morir así, con una
raqueta en la mano, trabajando con su familia por su hipermercado y dándole de
comer al legitimo orgullo que Miguel tenia por su trabajo, por ser el mejor,
por estar pendiente de los precios de las góndolas y por todo lo que tuviese
que ver con su trabajo sin descuidar su familia y amigos.
La muerte de Miguel dejó
atónitos a todos los que lo rodeaban, especialmente a su mujer María, su hija
Valeria, y sus más fieles empleados que él trataba como amigo.
Súbitamente toma la
conducción del hipermercado alguien no capacitado o al menos no formado al lado
de Miguel, y todo pareció cambiar, desapareció la propaganda en Estrella, y
apareció en todas las radios y medios que había lo cual obviamente elevo
considerablemente los costos que el hipermercado tenía que afrontar para su
promoción.
La nueva conducción puso un
supermercado en Armstrong como sucursal entre otros de los cambios elegidos por
el nuevo conductor.
Pocos años después Borbotti sin
Miguel, perdió identidad. Hoy María y Valeria, lo volvieron a hacer el más
popular de la zona, que no tiene sucursal en ningún lado. Fue una alegría muy
grande para nosotros volver a engalanar las páginas de Estrella con un aviso de
la familia Borbotti, esa parte de la familia que responde claramente al alma y
al corazón que Miguel le habia puesto en cada rincón a su viejo querido almacén
para convertirlo en el mejor hipermercado de la zona.
Gracias María, gracias Valeria,
gracias Verónica Perassi, quienes hoy gobiernan un futuro cada día más venturoso
pese a la grave situación que vive el país.
EL DIRECTOR.