jueves, 27 de diciembre de 2018

POCOS CUETES Y MUCHAS DESGRACIAS



Una navidad sin excesos pero con muchos robos, incendios y accidentes, no nos engañemos no fue una fiesta de navidad como las que sabíamos vivir hace veinte o treinta años atrás, la gente tuvo que ajustarse el cinturón y por supuesto hubo menos champagne, menos sidra y menos pan dulce en las mesas pobres.
Es casi una obligación de nuestra parte contarles a nuestros lectores que la zona de Estrella (Iriondo, San Lorenzo, Belgrano,) no reflejaron ni en el cielo con los fuegos artificiales como antes ni en las mesas familiares repletas de exquisiteces y cosas hechas con cariño por la familia para homenajearse justo la noche que llegaba a este mundo el niño Jesús.
Como de costumbre hubo accidentes, muertos, heridos, muchos robos (demasiados) e incendios luego de robos, que parece ser una moda porteña (no solo robar sino quemar lo que quede).
Felizmente no hubo estallido social, que es el temor con que los argentinos pensantes vivimos como con una mochila en la espalda.
Ahora viene el martes que viene, año nuevo, recemos porque tampoco ocurran esos accidentes y esos actos destructivos que no favorecen a nadie y que dan una lastimosa imagen de que para nosotros es el país más favorecido por Dios en sus bellezas, costumbres y riquezas.
Nuestro diario aparece el sábado con un anuario, con portada a color y con el tradicional resumen que nuestro historiador Eduardo Navarro, llena todas esas ediciones que son muy útiles para los clubes e instituciones.