Una navidad sin excesos pero con
muchos robos, incendios y accidentes, no nos engañemos no fue una fiesta de
navidad como las que sabíamos vivir hace veinte o treinta años atrás, la gente
tuvo que ajustarse el cinturón y por supuesto hubo menos champagne, menos sidra
y menos pan dulce en las mesas pobres.
Es casi una obligación de nuestra
parte contarles a nuestros lectores que la zona de Estrella (Iriondo, San
Lorenzo, Belgrano,) no reflejaron ni en el cielo con los fuegos artificiales
como antes ni en las mesas familiares repletas de exquisiteces y cosas hechas
con cariño por la familia para homenajearse justo la noche que llegaba a este
mundo el niño Jesús.
Como de costumbre hubo
accidentes, muertos, heridos, muchos robos (demasiados) e incendios luego de
robos, que parece ser una moda porteña (no solo robar sino quemar lo que
quede).
Felizmente no hubo estallido
social, que es el temor con que los argentinos pensantes vivimos como con una
mochila en la espalda.
Ahora viene el martes que viene,
año nuevo, recemos porque tampoco ocurran esos accidentes y esos actos
destructivos que no favorecen a nadie y que dan una lastimosa imagen de que
para nosotros es el país más favorecido por Dios en sus bellezas, costumbres y
riquezas.
Nuestro diario aparece el sábado
con un anuario, con portada a color y con el tradicional resumen que nuestro
historiador Eduardo Navarro, llena todas esas ediciones que son muy útiles para
los clubes e instituciones.