lunes, 11 de febrero de 2019

PINCELADAS DE HACE TIEMPO, ESCRIBE JOSÉ ANTONIO RAMACCIOTTI




Que difícil que se me hace hablar en primera persona, pero hay veces que se hace imposible evitarlo, o sea mi vida no fue muy prudente, ni muy tímida. Esa timidez que me acompañó hasta los 20 años súbitamente se convirtió en todo lo contrario cuando mis familiares querían hacerme escribano y yo me habia pasado la vida haciendo caricaturas, dibujos, historietas y otras cosas que se fueron sumando con los años. Mi padre le decía a Eduardo Navarro, que todavía sigue siendo un pilar de este Diario: “hablalo a José, mi hijo está loco. ¿Sabes lo que quiere hacer?”. Pero yo ya habia pasado la raya de la modestia y la timidez y hacia cualquier zafarrancho en cualquier lugar que me metiera. Figuritas estrellas, el Diario, festivales de box, cientos de bailes, y todo para mantener con sus resultados este hijo que es Estrella y que todavía sigue viviendo.
Hoy (por ayer), festejé mí cumpleaños número 49. Pero no por coquetería sino porque el día 7 de febrero de 1970 tendría que haber muerto en un accidente de aviación en el Chaco. Cuando estaba con el pasaje de aviación sacado hacía dos días y por la suspensión de una actuación de Montoya y su banda, el viaje de avión salía $7500, aparte el clima de Corrientes en verano es insoportable, una suspensión de un show me dio la ocasión de tomar un colectivo que demoraba 24 horas en llegar a Cañada, para ver cómo iban las cosas en el Diario que habia quedado en manos del personal de administración.
Deje el pasaje de avión para que el hotelero pidiera que me devolvieran la plata, cosa que no ocurrió. Ese avión cayó apenas arrancó, no en Corrientes, sino en el Chaco, en la zona de Resistencia, o sea yo no le di importancia porque no me di cuenta que era el avión que yo tenía que tomar. La nave arrancaba en Corrientes, cruzaba el Paraná y al llegar a Resistencia tomaba por el margen derecho la bajada del Paraná hasta llegar a Rosario. Los muchachos de los Dijes, la orquesta lloraron mi muerte el 7 de febrero de 1970, por eso ese día simbólicamente cumplo años.
Parece una cosa de chicos y bueno, reconozco que siempre es bueno tener alma de niño en algún rincón del corazón. Recuerdo si, con mucha alegría las sonrisas y las lagrimas con que los muchachos de Los Dijes cuando me recibieron de vuelta para continuar con los bailes del carnaval correntino.