miércoles, 13 de febrero de 2019

PINCELADAS DE HACE TIEMPO. ESCRIBE JOSÉ ANTONIO RAMACCIOTTI.



El peronismo hace 70 años dividió las familias y se dio un caso muy típico desde allí en la historia Argentina. Quedo otra vez dividida la sociedad argentina, como la década del 30 al 45. Muchos pobres y pocos ricos que gobernaban el país (más o menos como está ocurriendo hoy). Las familias divididas por peronistas y antiperonistas. El peronismo, enorme mayoría, tenía un ídolo por primera vez tal vez en la historia contemporánea, que habia logrado la idolatría de los sectores hasta ahí más castigados por los terratenientes.
En todas las familias se produjeron divisiones, los ricos antiperonistas, los pobres ultra peronistas. Y eso ocurrió en mi familia o en miles de familias en el país, un tío llamado Héctor Cipriano Cambiasso, era rematador de caballos de carrera y de grandes edificios en el sur de Buenos Aires. Venía a Cañada de Gómez una sola vez al año para pasar el 8 de agosto, aniversario de la muerte de mi abuelo José Ramacciotti, presidente del consejo cuando se hizo el primer pavimento de Cañada de Gomez. Reunido en esta ciudad con el resto de los seis hermanos que componía la familia de mi padre. Lo queríamos mucho a Héctor Cambiasso, o sea que todo eran abrazos, besos y alegría con mis otros cuatro tíos mas mi padre. Pero siempre pasaba algo después, en la sobremesa. Toda mi familia menos Héctor Cambiasso peronista, pero el rematador porteño apenas oía nombrar la palabra Perón empezaba la trifulca, se acababan los mimos y halagos y todo se convertía en discusiones de alto vuelo, gritos y como no algún insulto a la clase rica. Así fue muchos años en la esquina de España y 7 de Octubre, hasta que un día llegó una noticia Héctor Cambiasso le contrata a la familia que era presidente de Rotary club de Floresta y que cumplía 50 años y que él le iba a tener que dar la mano a Peron y que habia decidido renunciar porque no se iba a ensuciar la mano por ese hijo de puta y se armo una discusión por lo que dijo Héctor. Discusión mas, discusión menos todo termino como de costumbre en familia. Héctor se fue a Buenos Aires, Fifo se fue a Mar del Plata y los demás tíos, hermanos de mi padre se quedaron en Cañada. ¿Iría a renunciar de presidente de Rotary club de Floreta Héctor Cambiasso para no tener que darle la mano a Peron? Todos decían que sí, porque era odio lo que mi buen tío le tenía a Perón.
Pasaron unos meses hasta que nos enteramos lo que ocurrió. Los pares de Rotary club lo convencieron a Héctor que le diera la mano a Perón que no se iba a enfermar por eso.
El 8 de Agosto del año siguiente Héctor Cambiasso el rematador peronista mas acérrimo de los conocidos por nosotros contó lo que le habia pasado, los 70 rotarios esperando el auto presidencial en un local de Floresta, bajó Peron de un auto negro y largo, se dirigió directamente a mi tío Héctor, le dio la mano y tuvo algunas expresiones de rutina. Desde ese día nunca más mi tío porteño habló una sola palabra en contra de Perón. Era su carisma que aunque mi tío no quisiera reconocerlo, con una sonrisa y una palmada en Floresta Peron lo habia conquistado o hipnotizado o convencido quien sabe porque, cosa que descubrió mi tío pero desde ese momento hasta que falleció muchos años después, nunca volvió a decir una palabra en contra de Perón. Tal vez a la Argentina hoy le este faltando un líder de cualquier partido que comunique la confianza y que conquistara como hacia Perón, con una sonrisa y un apretón de mano.