sábado, 2 de mayo de 2020

DÍA DEL TRABAJADOR ARRUINADO POR UN VIRUS.





Así como hay intelectuales, estudiosos, eruditos, profesores, maestros, escritores, literatos, filósofos y científicos que sufren a menudo porque sus cosas se desbaratan por causas externas y no por fallas y responsabilidades humanas, este día del trabajador no nos ha producido ninguna alegría que no sea, simplemente el estar bien gobernados hoy en un país que es coherente, consecuente y popular (¿De dónde sacó la oligarquía que populismo es mala palabra?).
Un virus ha atacado a millones de seres humanos en el mundo entero, mató a más a o menos, entre el 10% y el 20% de los que atacó, el coronavirus que nadie sabe de dónde salió pero si a quién perjudicó y que hizo que hace más de un mes el mundo se haya paralizado inesperadamente y de manera insólita, como si todo fuese obra de una mano misteriosa, oscura, maligna y macabra, ajena a los intereses humanos.
Nadie sabe la verdad, o muy pocos si es que esto que ocurre en la cuarentena mundial para parar al coronavirus, podría haber tenido una mano criminal castigando al mundo y a los seres humanos. Esto solo se sabrá con el tiempo o quizás nunca, pero a nadie sorprendería viendo las actitudes de Xi Jinping y los chinos, de Donald Trump y los EE-UU, de Brasil y Bolsonaro y otros más hayan tenido algo que ver (alguno de ellos o todos) con un ataque químico, biológico, viroxico y bacteriológico mundial de semejante escala y magnitud.
Ya hoy la ampliación y extensión de la cuarentena es la mayor preocupación de los argentinos. Y no son pocos los que están encomendándole a Dios que sea el que solucione nuestro grave problema.

EL DIRECTOR