Nosotros tenemos una enorme lista de gente rica o de muy buena posición económica y social que son muy buenas personas, muy buenos amigos, muy buenos avisadores, gente bien.
Así que no es reglamentario ser rico y malo.
Lo que pasa es que hay gente que nació para no ser rica porque la riqueza lo transforma de ser humano en bestia y en monstruo, que le puede privar de un dulce a un niño, que puede negarle un préstamo a un amigo en una situación de salud grave y terrible, que le niega una ayuda a un amigo en una mala situación económica y financiera por miedo a que nunca se lo devuelva, etcétera.
Hay ricos que se convierten en miserables y otros que son grandes personas. Y de esos conocemos muchos. Podríamos nombrar a unos cuantos pero no vamos a hacerlo porque muchos quedarían afuera.
Donald Trump cuando asumió la presidencia de Estados Unidos, hasta hoy, la cuna de la democracia, para decirle a todo el mundo “acá estoy yo”, tiró en Medio Oriente una bomba impresionante que mató a cientos de personas. Ese es el presidente que los norteamericanos eligieron para comandar su país. Y damos gracias a Dios en que no provocó una guerra mundial porque en su loca mente entra cualquier locura, simplemente porque tiene demasiado dinero.
En Uruguay hay un hotel con la foto de él a tamaño de sastre, lo que también evidencia su falta de humildad y modestia y su soberbia y arrogancia.
El creía que con su dinero bastaba para ser presidente de Estados Unidos y tenía razón, realmente le bastó pero no tanto como para quedarse a vivir en la Casa Blanca.
Los diarios, las radios y la televisión les darán a todos ustedes todas las alternativas de lo que puede hacer un loco cuando la democracia lo pone en el poder.
EL DIRECTOR