jueves, 4 de febrero de 2021

ATILA JARTTI, TUTTI FRUTTI.

Mucha gente puede opinar en contra de lo que voy a contarles ahora:

Las plantas oyen…

 

Identifican y reconocen las voces, se emocionan y sienten al igual que los seres humanos y vamos a darles 2 ejemplos que se emitieron en el micro de Ademar Regis en uno de los últimos programas del Globo de Atila Jartti.

En el programa, Regis mostró el libro de donde había sacado esta versión:

En un vivero en Rusia plantaron 16 plantas iguales, las dejaron crecer varios meses y luego le acoplaron a cada una un censor muy sensible que se movía indicando que la planta tenía vibraciones, pasado un tiempo las 16 plantas ya bastante crecidas fueron sometidas a un experimento en el cual estuvo todo preparado por los científicos.

Entra al vivero un depredador a los gritos, insultos y amenazas, agarró la primera planta que encontró a la entrada del vivero y la quebró y la rompió toda y luego se fue. Los científicos se dieron cuenta de que en ninguna planta funcionaban los censores, se habían quedado paralizados por el miedo, el terror y el espanto que les había generado y causado el depredador. Luego, con el pasar de las horas las plantas fueron recuperando las vibraciones y al día siguiente ya todo estaba normal.

Al pasar 3 meses de esto, el mismo depredador que había roto la planta por orden de los científicos, aparece nuevamente en el vivero gritando, insultando y amenazando con que iba a romper todas las plantas. Los científicos verificaron que todas las plantas paralizaron otra vez a sus respectivos censores, se quedaron paralizadas por el miedo…

Mucha gente no creerá esta historia, lo sabemos. Pero tengo algo que agregarle que posiblemente le va a dar curiosidad e interés a más de uno…

Mi nona Magdalena Feno (Que tan buena como la Madre Teresa) había estado 20 días en el hospital por una operación.

Mi madre notó que las plantas pese a que ella no se olvidaba de regarlas y cuidarlas, estaban tristes, como secándose, pero no le dio importancia.

Cuando vuelve mi abuela Magdalena, fue al patio a ver sus plantas y dijo afligida: “Pobrecitas, me han extrañado”.

Todas las plantas estaban caídas, entonces estuvo toda la mañana y toda la tarde en el patio hablándoles y al tercer día todas las plantas habían recuperado su vigor, su fuerza y su energía.

Si, ya sé. Hay gente que al leer esto pensará que soy un loco o un charlatán o las dos cosas, pero habrá otros a los que los invada la curiosidad y el interés y se pondrán a investigar.

Con Carlos Aeschlimann hicimos varias exposiciones de cuadros juntos, nos llevábamos bien porque él hacía paisajes y yo rostros.

Carlitos hacía sus exposiciones ya que él vivía de la pintura y me llevaba a mí y a mí me daba un poco de vergüenza porque le daban más valor a una cara triste de un chico llorando que a un paisaje de él con un estilo tan personal, particular, original, auténtico y único a tal punto de que cuando uno ve un cuadro de Aeschlimann, sabe que lo pinto él, merito y distinción de cualquier pintor, dibujante y artista en general, que se reconozca al autor de la obra sin mirar la firma.

Un día fuimos al Club Social de Cruz Alta, llevamos un montón de cuadros, fue un éxito total, un sábado a la noche, la gente llenó el Club Social y le gustaban mucho las obras. Carlitos había vendido dos cuadros y a mí me habían pedido uno que yo no quería vender, “La Llorona” un cuadro que yo se lo regalé a mi gran amigo, Carlitos Auriol.

Por ese cuadro me ofrecían cualquier dinero. Unos 40.000 pesos de aquella época, no podemos calcular cuánto sería hoy.

Al que le gustó ese cuadro, arregló conmigo en 40.000 pesos y Carlitos no se en que monto había vendido dos de sus cuadros, cuando súbitamente se aventó por una ventana una cola de tornado, volaron sillas y se largo un tormentón impresionante,  la gente huyó despavorida porque había mucha gente de campo en la exposición, nosotros tuvimos que volver por Roldan con Aeschlimann y a duras penas porque fue una lluvia torrencial, justo cuando íbamos a cobrar los tres cuadros que vendimos, se largó la tormenta.

Quedamos que volvíamos al día siguiente, el domingo. Pero se ve que los compradores o eran gente de campo que no podía volver a la ciudad por el barro o se arrepintieron de la compra que habían hecho y no apareció ninguno.

Con el gran Carlitos Aeschlimann cada vez que nos encontrábamos hablábamos de este hecho de mala suerte que tuvimos en Cruz Alta y nos reíamos como buenos amigos y colegas que éramos.

Algún día cuando tenga más espacio les voy a contar 2 historias que me van a demandar un buen tiempo y más espacio del que dispongo para el diario de hoy.

La historia del Centro de Ronda Musical y la historia del Gulliver 79, el gran carnaval que tuvo Cañada en 1979, con cosas que no se sabían ni se supieron, pero que ahora se van a saber.

Estén atentos…

“Esclavo y Señor de la Naturaleza es el artista, porque es su amante”.

“Si cierras la puerta a todos los errores, dejarás afuera a la verdad”.

“Tu risa, mujer, es la música de la fuente de la vida”.

RABINDRANATH TAGORE, PÁJAROS PERDIDOS.