sábado, 19 de junio de 2021

ATILA JARTTI, TUTTI FRUTTI.

Cañada de Gómez fue siempre cuna de grandes músicos.
En aquel entonces el correo de Cañada de Gómez estaba frente a
donde está hoy el Bazar Laguna, cuando se inauguró el correo nuevo
ese salón quedó libre y como Cañada de Gómez tenía muchos buenos
músicos de jazz como la Saint Louis Jazz, la Dixieland Jazz y la Casa
Blanca Jazz, todos con muy buenos músicos extraídos de la banda
municipal, Cosme Valfosca y su grupo, el Teatro Siripo, alquilaron el
salón del viejo correo y trajeron a la mejor orquesta de jazz de Buenos
Aires.
No quedó un asiento libre para ver ese gran espectáculo, plagado de
astros del jazz de los escenarios porteños, por supuesto que todos los
músicos del pueblo, de la zona y de la región se dieron cita en el lugar
con mucho entusiasmo porque iban a escuchar a verdaderos astros del
jazz.
Empezó la gran función y empezaron a tocar al ritmo de grandes
aplausos, gritos y pedidos, pero llegado un momento del gran
concierto, a los músicos porteños se les ocurrió decirle al público si
había entre todos algún músico de jazz que quisiera incorporarse al
grupo y ahí se levantó el gran Oscar Serrano, sube al escenario,
empieza un tema y la trompeta de Oscar rompe todos los niveles y
vuelve locos a todos, terminó el primer tema y el gran recital explotó
en gritos, alaridos y aplausos.
Entonces, Oscar Serrano dice:
- Y tengo a un gran clarinetista de primera que se llama Chiche
Ferrero.
Y sube también Chiche y junto con Oscar, la rompen.

Fue tan increíble como tocaron y lo bien que se sincronizaron entre
ellos sumado a los aplausos, a los gritos y a la gente parada arriba de
las sillas gritando con los brazos al aire como enloquecidos por el jazz
que estaban escuchando, que la jazz porteña dejó los instrumentos en
el suelo y sumados al público, comenzaron a aplaudir a los
muchachos.
Considero que ese fue el éxito más grande de la música jazz de
Cañada de Gómez y los muchachos ya grandes hoy en día, uno
(Oscar) está en Aruba, Venezuela viviendo en un lujoso hotel del cual
es gerente y en el cual tiene a una gran orquesta a la que conduce y
dirige y Chiche Ferrero al igual que Oscar, además de músico también
es director de orquesta y está en Rosario con un clarinete que solo
puede sonar parecido al de Benny Goodman, como mínimo.
Esa noche pasó a la historia y nos gustaría que Cosme Valfosca que
fue el que la organizó y que ahora tiene tiempo, cuente lo que vivió
esa gran noche de hace muchos años en la calle Lavalle de Cañada de
Gómez.

Yo nunca le di valor a todas las cosas que hice, sin embargo hoy,
recién hoy, empiezo a valorar todas las cosas que hice viendo sus
resultados, por ejemplo:
En la última exposición de cuadros que hice en la Fundación Prats de
Rosario que estaba frente al comando segundo del ejercito que me
tuvo detenido en el 76 por 74 días.
Yo había asistido a esa exposición por el pedido de dos amigas muy
queridas a las que no les pude negar finalmente mis cuadros y obras
para esa muestra.
El resultado fue que yo me quería tapar los ojos y las orejas porque me
imagine que iba a ser un desastre. Sin embargo recién ahí, el 9 de julio
de 1990 empecé a entender y a comprender que las críticas tan
favorables del profesor Horacio Fernández Méndez sobre mis cuadros

y mis obras eran una garantía. Ese profesor de historia maltratado por
la dirigencia del colegio nacional y sus directivos, decía de mis
cuadros que a él le impresionaba acercarse a menos de tres
centímetros porque le parecía sentir el aliento de los personajes que yo
habia creado e inventado.
Siempre pensé y creí que eran mentiras hasta esa exposición que fue
muy bien recibida y muy elogiada y halagada por los medios rosarinos
especialmente, por La Capital.
En esa misma exposición, el famoso y prestigioso escritor, historiador
e investigador rosarino Carlos Sebastianelli me preguntó cuánto le
cobraba si él elegía “El Jardinero” (uno de mis cuadros expuestos)
para encabezar la tapa de su última obra que aun no habia terminado
de escribir llamada: “Entre flores y jardines”.
Le dije a Sebastianelli que no solo no le cobraba nada si no que me
honraba, me enorgullecía y me distinguía su decisión y su pedido.
Pero al final, no tuve suerte, ya que Carlos Sebastianelli falleció de un
infarto antes de terminar su libro. Y seguramente por ahí debe estar la
foto que él le hizo tomar a mi cuadro “El Jardinero” que luego, al
pasar los años le regale al doctor Marcos Tomassini que me salvó de
la muerte en una operación de corazón muy peligrosa y riesgosa que
gracias a Dios, salió perfecta y excelente.
Ese cuadro ahora está en su living…

Cada intendente que tuvo Cañada de Gómez le dejó algo a su ciudad.
Mucho o poco, pero todos dejaron algo.
Podríamos decir que Cañada tuvo suerte en la última época y en el
último tiempo con intendentes de la talla de Jorge Omar Albertengo
“Quique”, Hildo Storni, Ricardo Romegialli, Abel Romegialli y
Amílcar Abate “Bubi” que fue el que recuperó para la ciudad la
fabrica, industria y empresa Cañadenzo donde hoy funciona la
maestranza municipal y además afronto una durísima labor y tarea en

la última gran inundación de Cañada de Gómez en medio de la crisis
del 2001.
Y después de todos ellos llegamos a la súper intendenta que tenemos
hoy cuya nomina de obras es increíble e impresionante y con
seguridad si nos ponemos a mencionarlas a todas, nos olvidaremos de
algunas ya que son muchas, muchísimas.
Así es como crecen, avanzan, progresan y evolucionan los pueblos y
las ciudades…