sábado, 11 de septiembre de 2021

ATILA JARTTI, TUTTI FRUTTI.

Cuando estuve preso 74 días a cargo de la dictadura cívico-militar de Jorge Rafael Videla, se produjeron tres fenómenos en mi persona: bronca, impotencia y una gran sensación de injusticia, primero, pero luego, analizando la situación que estaba viviendo, pensé: “Soy periodista y tengo que aprovechar esta oportunidad para ejercer mi profesión”. Los primeros ocho días fueron cumplidos juntos a los presos comunes, luego, como generalmente se hacen las cosas en este país, vino un abogado mío y me hizo cambiar de sección, al sector V.I.P, con la gente de dinero, empresarios, diputados, senadores y otras cuatro personas. De esa estancia y la posterior junto a los delincuentes extremistas en la cárcel llamada “La Redonda” en las cercanías del parque independencia, me dieron material para escribir dos libros: “Derechos Inhumanos” y “Derechos Inhumanos 2, 26 años después” y ambos libros quedaron totalmente agotados. El segundo libro me lo produjo y financió Guillermo Frutos, compañero de celda V.I.P y de la cárcel “La Redonda” de donde surgió una amistad que aún hoy perdura, a tal punto de que Guillermo me pidió imprimir una nueva edición que le reclaman desde Buenos Aires y desde hace varios meses espera que con alguna ampliación le lleve los originales de “Derechos Inhumanos 3” que me reclama permanentemente sin conocer él los problemas que tengo en la vista, que mataron al pintor, al dibujante, al caricaturista, al historietista y al escritor que habitaban en mi. Y ahora tengo que hacer todo con las bonitas manos de mis secretarias, pero no es lo mismo. No voy a hacerme el sencillo negando que todo lo que viví y escribí no tienen valor alguno porque es todo lo contrario, pero desafortunadamente el problema en mi vista me cortó una carrera que pese a mis 85 años todavía tenía material en mi memoria para diez años más como mínimo. Pero mis limitaciones visuales son grandes obstáculos en el camino hacia cosas que todavía podría hacer y querría hacer… … Hay gente que se acerca al diario que también quieren tener un libro de “Derechos Inhumanos” o en su defecto un “Chispazos” y les aseguro que yo estoy muy satisfecho con ambos libros y muy decepcionado con mis actuales posibilidades de seguir con mi carrera de escritor. Sin embargo sigo con mi casi nula visión y mi buena gente colaborándome y ayudándome como mi mujer Lili, el gran Hugo Acosta, mi mano derecha y nieto del corazón Federico, su padre Marcelo y mis dos bonitas secretarias y asistentes Valentina y Ludmila me permiten seguir con estas ediciones y números de Estrella que aunque parezca mentira siguen manteniendo después de 64 años el mismo atractivo para la gente de Cañada De Gómez, la zona y la región. Y nuestro honor, nuestra honra y nuestro orgullo siguen siendo los mismos, tener pocas pero excelentísimas personas empujando esta carreta que sin ese apoyo ya a mis 85 años no podría seguir caminando si no fuera por ellos.