sábado, 23 de abril de 2022
ATILA JARTTI, TUTTI FRUTTI.
Los ferrocarriles argentinos, que muchos contrarios al peronismo
dicen que fue un mal negocio de Perón, fue todo lo contrario.
Esos vagones que Perón pagó en el siglo pasado hoy siguen
trabajando, algunos sin necesidad de reparación alguna.
El ferrocarril fue uno de los mejores negocios que nuestro país hizo al
comprárselo a los ingleses y lo hizo Perón. Luego, los empleados
ferroviarios no le hicieron honor a los ferrocarriles. Muchos
ferroviarios recuerdan que los empleados de hace 50 años atrás, abrían
encomiendas, robaban y hasta maltrataban los equipos que Ronda
Musical traía de Buenos Aires de conjuntos que actuaban en esta zona
y en esta región.
En Rosario, un cañadense, en ese momento alta autoridad del
ferrocarril, Jefe de Explotación, Juan Bartolomé Pellegrini,
comandaba desde su oficina de Rosario. Un muchacho, nativo de
Cañada de Gómez, apurado por irse a su casa, porque era maquinista
de una locomotora de trenes de carga, para no esperar los 26 minutos
que necesitaba la máquina para apagar su caldera, le metió una
manguera de agua. El resultado fue lógico, explotó la caldera y dejó
inútil una máquina cuyo valor era millonario, como todas las
locomotoras que funcionaban con agua y leña.
Pellegrini suspendió al empleado, sancionándolo por tremenda pérdida
que le ocasionaba al ferrocarril, pero ahí empezó a funcionar el
gremialismo que no reconocía los bienes de la Patria ni estaba
orgulloso de los ferrocarriles que teníamos que eran muy buenos.
El gremio ferroviario se opuso y montó un paro por la sanción que
Pellegrini dictó contra quien había destruido nada menos que una
locomotora, en algo que no tenía repuesto.
Un gran movimiento gremial, obligó a levantar la sanción del Jefe de
Explotación, y ahí empezó otra historia. El gremio ferroviario no
siempre fue generoso con la inversión que Perón hizo comprando
estos espectaculares ferrocarriles que aún hoy siguen surcando los
rieles.
Muchas de estas cosas pueden llegar a ofender a algunos pero no a los
argentinos de verdad, que saben distinguir y diferenciar las cosas, en
este caso el maquinista que destruyó esa locomotora merecía ir preso
por el tremendo daño que produjo, y no merecía que el gremio lo
defendiera como lo defendió.
Cosas como estas, atrasaron el progreso de Argentina y le costó
mucho esfuerzo y años al ferrocarril reponer sus servicios.