sábado, 21 de enero de 2017

LAS CARRERAS DE CABALLOS

LOS PRECURSORES DEL FUTBOL Y DEL DEPORTE HIPICO FUERON LOS INGLESES, PERO SE DESTACARON LUEGO LOS ARGENTINOS EN LAS COMPETENCIAS INTERNACIONALES –  TUVIMOS EN ESTA ZONA ALGUNOS PROCERES QUE HICIERON MUCHAS OTRAS OBRAS BUENAS  

  Nos agrada hablar de los clubes como Boca, River, Rácing, Independiente o del histórico Alumni, del fútbol nacional, mas hay un sector de la población que gusta mucho y disfruta del deporte hípico, del «turf»o de «los burros». Pero poco se sabe de sus orígenes y del valor histórico que le toca a nuestra región debido a la inquietud de jóvenes que se reunían en las cacerías de venados, jaguares, jabalíes y otros animales salvajes que abundaban en esta región y más cerca del litoral entrerriano; entre ellos estaban Carlos Pellegrini, Carlos Casares, Guillermo Kemmis y Antenor Beltrame.

 A muchos estancieros les interesaba el mejoramiento de la raza caballar y es en estos lugares donde se fundan los primeros haras.  Los hermanos Dickinson y Kemmis, poseían importantes estancias en donde años después se fundaría el pueblo de Las Rosas. El último de los nombrados había adquirido un semental en Europa, una yegua también que le dio excelentes resultados,  con la cruza con los caballos de su establecimiento obtiene una nueva raza, la primera en América de estas características que le diera tantas satisfacciones. Lo demás ya lo describieron los historiadores y se recuerdan en las competencias de los hipódromos del país.
  
 Quince años después de la Revolución de Mayo se registran las primeras justas del deporte hípico. Desde 1826 se disputan carreras de caballos al estilo inglés, deporte que se practicaba en Gran Bretaña desde el reinado de Enrique III, tuvo mayor difusión durante el reinado de Eduardo VII  y en todas las monarquías, razón por la que es denominado «el deporte de los reyes». Estos «clásicos» realizados con más prolijidad, desalojaba a las carreras domingueras de pulpería, y se cambió el chiripá de los gauchos por la vestimenta de jockey «que acariciaban con la fusta las ancas de los potrillos».  Ahora se ponían a prueba los productos de los estancieros, el resultado de esas cruzas, los conocimientos del pedigrí (pedigree), primero en campo abierto y luego en las cuadreras hasta llegar a los actuales hipódromos. Poetas, militares, artistas, comenzaron a ver con otros ojos a esos briosos animales y especialmente los empresarios y criadores.
   
 Desde 1870 Kilpatruck un general de EEUU había introducido en Chile cuatro puros que batían record en la milla inglesa. Otros comerciantes se hacían eco de la información y comenzó a expandirse la venta en varios países. La fama de los caballos de raza de los haras de la zona sur de Santa Fe había llegado hasta las canchas de Belgrano (Bs.As.), donde tienen lugar las grandes carreras de las estancias porteñas.  Molino Torres, un criador, tenía un magnífico caballo de nombre «Atahualpa» y cuando se anunciaba la presencia del mismo los titulares decían: «La fiesta va a ser soberbia».   La concurrencia era cada vez mayor, el primer hipódromo puede considerarse el que se conocía como «la Cancha de Belgrano», un lugar en el denominado «Camino de las cañitas», en la avenida Luis María Campos de Buenos Aires.
  
 En las proximidades de Barracas, en la quinta de Reid en 1826, se efectuaron las primeras «carreras a la inglesa» pero sin aporte popular. La primera carrera a cielo abierto fue realizada por Diego White en sus terrenos cerca de Rivadavia el 8 de enero de 1849, la entidad que dirigía ese incipiente «turf» se denominó Foreing Amateur Racing Society que mantuvo el hipódromo hasta 1856. 
(Op.cit. Diario «La Capital», 14/11/1967)
  
  En 1849 se habían implantado en Buenos Aires, las carreras de caballos al estilo inglés, pero la inauguración con todas las de la ley fueron recién en 1857, en Belgrano o en los establecimientos  ganaderos. Luego se comenzó a correr en el circo de Santa Teresa, en la localidad de Lanús. Existen los primeros programas («fijas») con fecha en setiembre de 1873.  Se decía que el Circo de Lanús era «tan hermoso como el mejor del país».
  
 En 1875 invirtiéndose un millón de pesos se construye en un año el Hipódromo Argentino en una superficie de 165 acres, contaba con una tribuna para 1600 personas y con restaurante, la pista ahora elíptica era de dimensiones menores a las del Belgrano y Santa Teresa. La empresa de tranvías construyó un ramal que llevaba hasta cerca del hipódromo y el ferrocarril instaló una parada en el propio circo. Integraba la Comisión del Parque (Palermo) como secretario el Dr. Carlos Pellegrini, siendo su presidente Narciso Martínez de Hoz. En 1877 integra la comisión directiva Emilio N. Casares. 
(Op.cit.Diario «La Nación», 4/1/1970)

 El Jockey Club el 15 de abril de 1882 se funda quedando como presidente el Dr. Carlos Pellegrini e integraba la comisión Vicente L. Casares. Pasó a ser la entidad fiscalizadora de las reuniones de Santa Teresa, de Luján, Villa Casilda, Pergamino, etc. En la inauguración se programan cuatro carreras que llevan los nombres de: «LAS ROSAS», «Jockey Club», «Guillermo Anderson» y «Julio Victorica». Después de instalados los hipódromos de Belgrano, Santa Teresa, y Argentino se inauguró el de La Plata. El Gran Premio «Carlos Pellegrini» se disputa en homenaje al forjador de la entidad rectora del turf argentino. Una vez al año también se disputa el Gran Premio «Williams Kemmis» en homenaje al creador de esa raza de puros que ganaran en las principales competencias, quien a su vez fuera el fundador de la actual ciudad de Las Rosas.  Los cabañeros argentinos dedicaron muchas horas de su vida para llevar a sus caballos a esos «circos», el Diario «La Nación» ha destacado siempre que fue muy importante el aporte de los haras de «Las Lomas» y «Las Rosas» de los hermanos Dickinson o del capitán Kemmis, entre otros.  
  
  A partir de 1862 se conocieron hipódromos en Arrecifes, Chivilcoy y Capilla del Señor; en Santa Fe en 1866. En Cañada de Gómez, el Rosario English Race Club, organizó el 8 de setiembre de 1868 la primera reunión hípica. 
(Op.cit.Diario «La Capital», 14/11/1967)
  Pasaron muchos años, los jóvenes que se reunían en el domicilio del dueño de la mayor curtiembre de Sudamérica, el Cabalieri Antenor Beltrame, para hablar de cacerías, del futuro ferrocarril, de cueros, de bancos y de caballos, son recordados aunque no con la asiduidad y justicia con la que se merecerían, por eso que en ocasión de festejarse los 120 años del Banco de la Nación Argentina, luego la inquietud de crear un Banco Provincial, fue  menester hacer un caluroso brindis en homenaje a estos inquietos visionarios, los jóvenes cazadores: Pellegrini, Kemmis, Casares, Beltrame y otros con menor notoriedad histórica, dirán tal vez, entre los que estaban los estancieros, comerciantes inclusive algunos profesionales entusiasmados con la evolución de su terruño, tan lleno de riquezas naturales y de tantas cosas por hacer… 

Por:  EDUARDO NAVARRO