Se produjeron tantos tributos, homenajes, notas, entrevistas y reportajes sobre Diego Armando Maradona que no tenemos duda de que desde Gardel a hoy, tiene que haber sido el suceso más grande en toda Argentina y en todo el Mundo.
La devoción, la admiración y la idolatría que existe por Diego en Nápoles y en toda Italia hasta el nivel de los dioses y de los santos es algo increíble, no lo podemos creer. Y esto no es solo en Nápoles y en toda Italia sino que es en todo el mundo y cuando decimos “todo el mundo”, es todo el mundo. Maradona sacudió al mundo entero.
Su increíble, inigualable e insuperable habilidad, talento y maestría para jugar al futbol apoyada por su simpatía, su gentileza, su carisma, su carácter, su inteligencia, su genialidad, su brillantez, sus travesuras, sus picardías y todo lo que era Diego en sí mismo, le permitieron entrar en todos los aspectos, formas y sentidos de la vida no solo deportiva y futbolística, sino política, artística, cultural, social, etcétera, etcétera.
Laureados campeones mundiales honraron con camisetas con el nombre de Maradona y el número 10, de todos los deportes y disciplinas existentes y en todo el mundo, por ejemplo: los All Blacks de Nueva Zelanda.
Es tal la conmoción que produjo en Argentina y en todo el Mundo que no faltaron y no faltan las acusaciones, las dudas y las sospechas de quienes lo amaban de haber sido abandonado por los médicos y enfermeros llegando a considerarse como un abandono de persona.
Sería innecesario que nuestro Diario destinara más que este espacio a Diego, porque desde que se murió todo los cables, todos los canales, todas las antenas, todas las televisiones, todas las radios, todos los diarios y todas las revistas del mundo se hicieron eco de esta triste noticia que sigue hasta el día de hoy y que seguirá hasta quién sabe cuándo.
EL DIRECTOR