lunes, 10 de enero de 2022

ATILA JARTTI, TUTTI FRUTTI.

No se llega por casualidad a tener un diario durante 64 años, sino contando con cierta clase de elementos humanos fuera de serie. Gente que quiero, gente que trabaja, gente que hace, gente que se da cuenta que lo que está haciendo va a trascender y gente que sabe que no está haciendo una tarea común y corriente sino que está inscribiendo en la vida de la gente la historia de todos, los grandes acontecimientos y los héroes anónimos que a veces tenemos que distinguir y destacar en algunas obras, en algunas instituciones y en algunas entidades. Por nuestro diario ha pasado mucha gente y el hecho de que nos dispongamos a nombrarlos a todos resultará, seguramente, en que caeremos en la omisión de algunos nombres que no van a estar acá porque nos olvidamos pero no porque no se lo merezcan. Estrella nació un 4 de octubre, el mismo día en que los soviéticos lanzaron el primer satélite humano que superó la gravedad la tierra, constituyendo con el tiempo un diario que tiene la característica de decano por haber sido fundado y dirigido por el mismo Director durante más de 64 años. Entre esos grandes nombres, vamos a nombrar a algunos pero sin duda alguna nos faltarán muchos. Lo hicieron posible: Mi padre, Chicotazo, que se oponía totalmente a que yo dejara de estudiar, me quedara con mi bachillerato y lanzara un semanario en formato de revista porque en Cañada de Gómez no había ninguna revista y ningún diario en ese momento (1957). Y desde ahí, como mostramos a Oscar Palmano, aquel gran empresario cañadense leyendo el diario Estrella de la Mañana en el centro de París - Francia, estuvieron también Ángel Lobazzano de Cañadenzo, Ricardo Cónsul Romegialli de La Helvética, Juan J. Baiml (padre e hijo) que empezó fabricando bicicletas y que hoy es una potencia mundial fabricando en Cañada de Gómez faros para el transporte que se exportan a todo el mundo con una calidad superlativa y perdonen por dejar sin nombrar a más firmas y a más personas, dejando decenas y cientos de nombres afuera. Pero hoy vamos a destacar un nombre que junto al Director, quien suscribe, son dos de los viejos impulsores de Estrella a través de estos sesenta y cuatro años, entre otros. Junto a Eduardo Navarro, un enamorado de Estrella en la parte histórica y periodística, no podemos no nombrar al gran Hugo Acosta, el más viejo de todos los participantes de esta aventura junto conmigo. Y vamos a contar un hecho en este Tutti Frutti de hoy que entendemos es un homenaje a él. Estrella se hacía de día y se imprimía de noche y el impresor nocturno, hoy fallecido (Héctor Videla) armaba las formas que los tipógrafos habían dejado ya preparadas, imprimía, cortaba y armaba 1.700 diarios que iban parte a Comarf, parte al Correo y parte quedaban para la distribución del diario. En esos años la imprenta estaba en España 467, donde vivía mi madre y algunas noches, mi madre no escuchaba ruido en el taller y era porque el impresor, que tenía a su cargo la tarea nocturna, no había ido a trabajar. Héctor Videla a veces exageraba con lo que tomaba y no iba a terminar los trabajos que el resto del personal de Estrella había realizado. Yo me vestía, agarraba el auto e iba a buscar a uno de los mejores empleados que tenía el diario, que se despertaba y a las 3, 4, 5 de la mañana venía al taller de Estrella y completaba la tarea y así el diario salía. Fueron muchas noches pero ahora viene lo más importante, ese Sr. se llama Hugo Acosta y hoy es el jefe de redacción del diario, algo increíble y que jamás terminaremos de agradecer a él y a Dios que lo puso en el camino del diario. Hugo fue linotipista durante mucho tiempo y hoy está al frente de una computadora que es la que maneja la distribución del material que va formando nuestras ediciones, según la pandemia lo permita. Nunca terminamos de decirle gracias la suficiente cantidad de veces a Hugo Acosta y tampoco a Dios que nos haya permitido tener un empleado de ese nivel que nos permitiera llegar hasta aquí.