lunes, 10 de enero de 2022
UN AÑO CRUCIAL.
Terminar con el 2021 no significa terminar con todos los problemas,
fracasos y frustraciones del año. Todos estamos esperando a que este
año nuevo que comienza borre la pandemia, los virus, los enfermos,
los muertos y todas las calamidades que vienen sacudiendo al mundo
desde hace dos años y que nos tienen a todos con una gran tristeza en
el corazón y con mucho miedo por nuestros seres queridos. Pero
nosotros sabemos que Dios debe tener en el cielo alguna oficina
destinada a arreglar los desaguisados que los argentinos cometemos
contra nosotros mismos.
El término de la segunda ola de la pandemia coincidió con el
comienzo de la tercera ola y probablemente el fin de año no signifique
para la naturaleza una razón y un motivo para terminar o comenzar
con algo.
Los que creemos que Dios existe y que hemos tenido pruebas de su
existencia a través de milagros y de cosas inexplicables que solo se
explican entendiendo y comprendiendo que hay un más allá y que hay
una mano invisible que digita todas las cosas que ocurren, tenemos
que tener fe pero que difícil que es aferrarse a ella hoy viviendo esta
realidad que atraviesa a todo el mundo.
¿Cuándo se terminará esta pandemia?
¿Cuándo podrán los chicos salir a jugar como antes sin cubrirse la cara
con barbijos? ¿Y cuando los viejos podrán volver a vivir una vejez
tranquila sin temor a enfermarse y a morirse por un virus que todavía
no sabemos si es de origen natural o si nace de la maldad humana?
Usemos todas nuestras fuerzas para que Dios vuelva a reinar en el
mundo y en los corazones de todos los seres humanos y que así
vuelvan las sonrisas, la felicidad y la alegría de vivir.
Que no tengamos que estar pendientes del informe de la televisión, de
la radio y de los diarios a ver cuántos miles de contagiados, infectados
y muertos nuevos amanecieron hoy. Que los chicos puedan ir a la
escuela. Que podamos trabajar en paz y que a la gente le alcance lo
que gana para poder vivir y que desaparezca el hambre de todos los
sectores desprotegidos donde hoy reinan la necesidad, la tristeza y la
injusticia.
Como se vivía antes, donde se justificaba que las personas pudieran
juntarse y levantar un vaso de vino como lo hiciera Jesús alguna vez
deseando la alegría y la felicidad sin temores ni angustias como las
que nos acompañan hoy a cada rato y en cada informe periodístico que
nos llega.
¡Bienvenido 2022!
Y nuestro deseo de que todos los seres humanos volvamos a creer en
Dios y volvamos a ser felices con nuestras familias, con nuestros
amigos y que podamos ejercer la habilidades que Dios puso en
nuestras manos para que podamos vivir trabajando o haciendo algo
que les sirva a todos los seres humanos que nos rodean.
Que otra cosa podemos decir que esto: Ayúdanos Señor a los que
creemos y a los que no creen como antes. Al fin y al cabo este mundo
lo hiciste vos y en vos seguimos creyendo.
EL DIRECTOR