sábado, 15 de enero de 2022

ATILA JARTTI, TUTTI FRUTTI.

El marido llega a su casa y pregunta a su mujer: - Querida, en el trabajo me han llamado la atención otra vez porque me olvido de todo. ¿Me compraste las pastillas para la memoria? - Perdona querido, me olvidé. - ¿Viste querida? Te olvidaste de comprar las pastillas, pero cuando te acuerdes no dejes de tomarte una por día. Porque si es de algo que los humanos hoy estamos enfermos, es de la falta de memoria de todas las cosas que vivimos. Lo que tenemos que hacer, lo que nos olvidamos de hacer y que tendríamos que preocuparnos de solucionar porque no es un problema menor. … En Carlos Paz hay un hermoso hotel que se llama Mon Petit. Hace 20 años, íbamos casi todos los meses a pasar unos días, porque teníamos un canje de publicidad con su dueño, el señor Malet. Un caballero que se pasaba horas charlando con nosotros, conmigo y Liliana y solía decir que nosotros nos alimentábamos muy mal, que teníamos que cuidar más nuestra salud, y que él estaba muy bien. “Porque yo, para estar bien, sano, me alimento como un enfermo”, nos decía. No pasó mucho tiempo después de esta famosa frase que recordamos con Liliana, que volvimos al Mon Petit y nos llamó la atención no encontrarnos con nuestro amigo de siempre, su dueño. Preguntamos a la encargada del hotel por él y la respuesta nos dejó fríos: - Malet murió hace un mes. Una mañana no se despertó y ahora estoy llevando a cabo yo la administración del hotel porque su esposa no quiere saber nada con este lugar. Muchas veces hablamos de más y nos pasan cosas como le pasó a Malet. Y es para tener que preocuparse un poco y dejar de hacer comentarios que puedan ofender a Dios. … Un curita nuevo. El cura párroco de una Iglesia recibió a un cura nuevo recién recibido en el seminario, que no se animaba a dar misa porque según él se iba a olvidar alguna parte de la misma. El cura párroco tenía que dar la misa de seis de la mañana, de ocho, de diez y de seis de la tarde, mientras el curita solo limpiaba, barría la Iglesia, limpiaba los bancos, porque seguía diciendo que se iba a olvidar, si tenía que dar la misa, algunas partes casi con seguridad. Pasó el tiempo y la historia se repetía, hasta que el cura párroco enojado le dijo: - Mira muchacho, yo estoy viejo ya para tantas misas por día, mañana vas a dar la misa de las diez. ¡Si o si! o le pido al seminario que me mande a otro cura. El curita se fue preocupado a dormir y a la mañana, poco antes de comenzar la misa que él tenía que dar, se aparece en la sacristía, pidiéndole al párroco que no lo obligara a dar la misa porque seguro se olvidaría de algo, que no se sentía maduro todavía. El párroco lo miró, le dio un vaso y le dijo: - Atrás del altar hay una botella de vino Mistela, toma un vaso y vas a agarrar coraje, pero hoy vos vas a dar la misa. ¿Estamos? El curita preocupado fue atrás del altar, llenó el vaso de vino de misa, tomó un vaso, le gustó, tomó otro vaso y le gustó, y agarró coraje. Volvió a la sacristía y entró sacando pecho diciendo: - “¡Voy a dar la misa padre!” - “¡Pendejos vístanse que vamos a salir!” les dijo el joven padre a los monaguillos. El joven cura fue y dio la misa. Cuando terminó, volvió a la sacristía, y le dijo al cura párroco: - ¿Y padre? ¿Me olvidé de alguna parte? El párroco lo miró fijo y le dijo: - No hijo mío, no te olvidaste de ninguna parte. El curita pegó un grito, levantó los brazos y festejó su éxito. “ - ¡Vamos Dios!” ”¡Al Colón, al Colón!”. El párroco lo frenó y le dijo: - Pero ojo, tenes que corregir un error terrenal y dos errores teologales que no tenes que volver a repetir. El curita se sentó y dijo: - Dígame padre, dígame El párroco mirándolo le dice: - El error terrenal es que se debe beber un poco de vino que es la sangre de Jesús y no tomar un litro a pico como vos lo hiciste delante de todos los fieles. Y los dos errores teologales fueron: ¿Quien te dijo a vos que Poncio Pilatos se lavó las bolas delante del pueblo? Se lavó las manos!!! Boludo!!! Además hijo mío, a nuestro Señor Jesucristo lo crucificaron los judíos, no lo mataron a tiros los árabes. (Telón algo pecaminoso)