sábado, 15 de enero de 2022

Época de desastres.

Pandemia tras pandemia, virus tras virus, castigan a todos los pueblos del mundo. Los países encuentran en la vacunación una salida desesperada que no siempre se sabe si es acertada o no. En estos últimos días el aumento y la suba de los contagios y muertos es preocupante y desesperante y lo único que se puede considerar como positivo y favorable es el hecho de que esta última cepa es menos mortal que las anteriores. La reacción del presidente de Francia es comentada en todo el mundo porque es absolutamente intolerable e inaceptable en otros países. El quiere que todo el mundo se vacune y si no les impone gravísimas sanciones a quienes no lo hagan. En Argentina, la multiplicación de los casos de contagios y muertos asustan y producen en muchos casos el silencio de las fuentes informativas y periodísticas para no crear más pánico en la población. La vacunación con la tercera vacuna está completándose en Argentina, y los medios aseguran que la vacunación ha dado resultado. Pero todo eso choca frontalmente con el miedo, la desesperación, la paranoia y los anti-vacuna que desconfían de los productos con que se fabrican las vacunas. Han cerrado boliches, como era de esperarse e impusieron otras limitaciones y restricciones a la actividad pública y privada para evitar la propagación del virus. Llega un momento en que nosotros, los periodistas, no sabemos qué decirles, porque los gobiernos tampoco saben que decirnos a nosotros. Por eso muchos ojos miran al cielo pidiendo a Dios, como los nuestros. El DIRECTOR