La
actual conducción del Pro a nivel nacional tuvo sus primeros fracasos que
coincidieron, felizmente, con enmiendas a lo que se había proyectado mal o
directamente no debieran haberse proyectado.
Muchos
de los que hablan por televisión y que respondían a Mauricio Macri están
enojados, y tienen toda la razón del mundo. Cuando Mauricio habló de cambios,
la gente aplaudió porque los cambios hacían falta. Pero cuando la gente se
enteró de cuáles eran los cambios explotó el país. Se produjo lo que tantas
veces dijimos en este pequeño diarito de la zona más rica del país Decano en la
Dirección y al servicio de todas las ideas políticas y religiosas y
primordialmente de la gente necesitada, de los trabajadores, de los gremios,
los jubilados o sea de quienes más necesitan, comprensión, un buen gobierno, un
techo, agua buena que se pueda beber, tierra que se pueda trabajar, y
principalmente justicia. Y al decir justicia no estamos diciendo poco, estamos
diciendo quizás lo que más necesita el país en este momento y desde antes de
ahora en el gobierno de Cristina. Esa justicia que mande a quemar la droga que
se incauta en público. Esa justicia que porque un hombre sea rico no se le
permita cumplir la cárcel de sus delitos en sus suntuosas mansiones. Esa
justicia que no suelte en tres días a un violador, a un ladrón, o a un asesino.
Todo
tiene que ver con el deseo y la necesidad de que no ocurra un golpe de estado
mas y que simplemente puedan mandar en el país los Carlos Castellani que son
muchos y no los ricos alcahuetes que equivocadamente eligió para rodearse
Mauricio Macri con aquel repetido dicho “se puede cambiar”, se puede cambiar,
pero… ¡sepamos qué y cómo hay que cambiar!
EL DIRECTOR.