sábado, 18 de marzo de 2017

70 AÑOS DE POLÍTICAS EQUIVOCADAS

Por: Fernando Pandolfi
La economía es la actividad de las naciones ligada al desarrollo. Se vale del trabajo para resolver las necesidades de la subsistencia y alcanzar el bienestar. Plantear el progreso y cuidar los recursos es el camino de los pueblos que deben recorrer para alcanzar las aspiraciones de una vida decorosa. La estructura de la economía es simple, tiene solo dos variantes. Una es el haber y la otra es el debe. Primero hay que crear la riqueza y luego distribuirla en la medida de nuestro merecimiento y capacidad para obtenerla. La economía es una dinámica impulsada por todos en beneficio de unos más que otros pero está quien la ejerce bien para llegar a la satisfacción deseada. Las naciones del mundo todas tienen iguales posibilidades donde la comunidad del trabajo debe imperar para lograr los fines. Sin embargo están los países emergentes sumergidos en las carencias y la pobreza paralizados por la deuda de sus gobiernos. En todas las economías de las naciones participa el Estado, un ente devorador de recursos que nunca fue generoso en considerar a la comunidad y disminuir sus apetencias. En las monarquías el rey jamás compartió la miseria con el esclavo. En los gobiernos comunistas, el proletariado, sacrificó al mismo obrero que prometió liberar. En las social-democracias en querer regular todas las variables financieras se tornaron tan complicadas las cosas que no se favoreció a nadie. En el liberalismo los grupos empresarios se relacionaron tanto entre sí, que asfixiaron a la pequeña y mediana industria nacional. En el mundo moderno se debe alcanzar la mayor producción de bienes posibles pero entre la mordaza de las grandes empresas y la burocracia del Estado, súper dimensionado, todo termina en la parálisis y la pobreza. Además otro escollo que se agrega a la economía de las naciones, son los políticos. Se afirma que el progreso sería continuo ni no existieran la gestión de los políticos. Una sola hazaña le queda a la comunidad, llevar a cabo la desobediencia civil y atacar y atacar con coraje los gastos públicos del despilfarro que ocasionan los gobiernos en todos los presupuestos programados.