sábado, 25 de marzo de 2017

70 AÑOS DE POLÍTICAS EQUIVOCADAS

Fernando U. Pandolfi.

EN BUSCA DE OTRO PAIS.
(Nota 7)
Nuestro propósito es ir en busca de otro país. Concebir un país ordenado y laborioso es un cometido arduo y audaz. Pero debemos intentar ordenarnos para detener el quebranto de la actual existencia comunitaria. Nuestra ansiedad es que cesen las medidas políticas torpes e ineficaces de esta democracia que no logra ponerse de pie. Hoy no existe una fuerza de convencimiento que nos convoque para salir de esta eterna crisis moral. Menos por una comunicación periodística que ejerce una crítica sin deponer enfrentamientos y posibilidades de solución. Salvo la diatriba por el ajuste que ocupa espacio y que puede llegar a desestabilizarnos y acabar con las instituciones republicanas. La única raza que atormenta al pueblo es la de los dirigentes políticos y gremiales que logran entorpecer hasta el trabajo cotidiano. Es preciso analizar que entendemos por bienestar social. Un país maduro y pacífico instrumenta el diálogo, con todas las partes, antes de la pelea callejera. Llegar a un acuerdo extorsivo después de bloquear una ruta no conduce a nada, más que indignarnos y conservar el resentimiento por mucho tiempo. Ningún argentino está eximido del esfuerzo que le demanda la patria para alcanzar una vida decorosa y la tranquilidad espiritual. Vivir bien no es solo por la moderna tecnología, eso no basta. Mientras haya inflación, paros generales, huelgas y carenciados no habrá país. Entre nosotros la paz no existe, todos somos un fenómeno de enconos y agresión. ¡No sabemos como comportarnos! La tranquilidad de la sociedad renacerá cuando terminemos con la ofuscación, la ignorancia y la creencia de un bienestar sin esfuerzo. Todavía nuestras ideas son dogmáticas e irreversibles, así sean políticas o económicas. ¿Seremos capaces de re fundar el país? ¿Estamos en condiciones de hacer realidad los sueños éticos que desde joven, siempre hemos elaborado? ¿Ejerceremos alguna vez la razón para entendernos y beneficiamos? ¡Tenemos que analizar en serio nuestra conducta exaltada y disparatada! ¿Habrá límites si no nos contenemos? Si observamos cientos de hechos del pasado nada hicimos para alcanzar una existencia digna. Somos faustos, peleadores y peligrosos. No aprendimos a deponer nuestra porfia, la humildad no existe  en nuestros actos, así pereceremos con las plumas sujetas a la vincha. -