La
esposa por muchos años del maestro Alfredo Montoya, que tuvieron una familia
hermosa siempre rodeada de notas musicales de solfeo, de ritmos y de halagos
con la música que supieron ejecutar con el corazón y hacernos a todos
admiradores y amigos de esa familia que no las tuvo a todas consigo, pero de la
que Cañada de Gómez puede estar muy orgullosa.
Ya
los “Ave María” de los casamientos no saldrán mas de esa garganta maravillosa
que tenia Ofelia.
Hacía
tiempo que la suerte había abandonado a Ofelia. Casi diríamos que Ofelia nunca
mereció la poca suerte que tuvo en la vida frente a la mucha suerte que merecía
su corazón, de lo que pueden dar Fe tantos como la queríamos a ella.
Seguramente
la Fe que nunca le faltó va a motivar que por fin ella pueda cantar desde el cielo con un coro
de ángeles como se merecía ya antes de irse con Dios.
A toda
la familia de Ofelia el respetuoso abrazo que esa famosa familia Cañadense
merece.
EL DIRECTOR.