martes, 18 de abril de 2017

CHISPAZOS 2 DE ATILA JARTTI (Adelanto del 2do libro anecdótico CHISPAZOS)

Hace muchos años el motociclismo Cañadense vibraba con la lucha de dos ases del motociclismo regional: Eduardo Del Coro, y Chingolo Vítola.
Se sacaban chispas eran ganar uno o el otro. De ahí nació una amistad de ambos con Estrella como siempre ocurrió con deportistas que se vieron reflejados en las páginas de este diario.
Pasó el tiempo, dejaron de correr, siguieron siendo amigos, Del Coro se murió joven y Chingolo Vítola hoy es vecino nuestro en el Edificio donde está este diario instalado.
De Chingolo tenemos una versión anecdótica. Él vivía en el Barrio Sur y todas las noches tenía la triste novedad que aparecía a las cuatro de la mañana o a las tres y media borracho Chuchumeco, un personaje tristemente recordado en Cañada de Gómez, beodo , pendenciero, ex boxeador y Chingolo fue a Estrella cuando estaba ésta instalada en Lavalle 1140 y se quejó en la oficina del director del diario porque no lo dejaban en paz dormir los gritos y los botellazos que contra las ventanas del barrio rompía Chuchumeco todas las noches, por supuesto salió en Estrella pidiendo que la policía detuviera a Chuchumeco o lo derivara a Oliveros para que pudiera esa gente del Sur librarse de ese peligro callejero nocturno. Cuando salió el articulo apareció Chuchumeco una mañana a las once y entró prepotentemente sin hacer caso a la secretaria del diario que quisieron pararlo y se dirigió hacia el fondo donde estaba el Director de Estrella, abrió la puerta de vidrio de la pequeña dirección que tenia Estrella en ese momento y amenazó al director de este diario que había publicado en Estrella esa queja de Chingolo Vitola, cuando parecía que se abalanzaba Chuchumeco contra el director , éste sacó de un cajón un revolver 38 largo y le apuntó entre los ojos a Chuchumeco diciéndole: sabía que ibas a venir   -le dijo- la policía nos autorizó a que libráramos a Cañada de Gómez de tu presencia así que voy a pegarte un tiro entre los ojos. Chuchumeco al ver el arma entre sus dos ojos cambió de color, se dio vuelta y patinó del apuro por irse de las oficinas del diario. Desde allí ni Chuchumeco saludó mas al director del diario ni Chingolo Vitola no tuvo que aguantar más las borracheras de Chuchumeco.
Por supuesto el 38 largo del director no tenía balas y terminó en la requisa del ejército en 1976 cuando clausuraron el diario los Militares y se llevaron ese revólver y otras cosas que no se sabe dónde fueron a parar de las oficinas de la dirección del diario.