Hace
muchos años el motociclismo Cañadense vibraba con la lucha de dos ases del
motociclismo regional: Eduardo Del Coro, y Chingolo Vítola.
Se
sacaban chispas eran ganar uno o el otro. De ahí nació una amistad de ambos con
Estrella como siempre ocurrió con deportistas que se vieron reflejados en las
páginas de este diario.
Pasó
el tiempo, dejaron de correr, siguieron siendo amigos, Del Coro se murió joven
y Chingolo Vítola hoy es vecino nuestro en el Edificio donde está este diario
instalado.
De
Chingolo tenemos una versión anecdótica. Él vivía en el Barrio Sur y todas las
noches tenía la triste novedad que aparecía a las cuatro de la mañana o a las
tres y media borracho Chuchumeco, un personaje tristemente recordado en Cañada
de Gómez, beodo , pendenciero, ex boxeador y Chingolo fue a Estrella cuando
estaba ésta instalada en Lavalle 1140 y se quejó en la oficina del director del
diario porque no lo dejaban en paz dormir los gritos y los botellazos que
contra las ventanas del barrio rompía Chuchumeco todas las noches, por supuesto
salió en Estrella pidiendo que la policía detuviera a Chuchumeco o lo derivara
a Oliveros para que pudiera esa gente del Sur librarse de ese peligro callejero
nocturno. Cuando salió el articulo apareció Chuchumeco una mañana a las once y
entró prepotentemente sin hacer caso a la secretaria del diario que quisieron
pararlo y se dirigió hacia el fondo donde estaba el Director de Estrella, abrió
la puerta de vidrio de la pequeña dirección que tenia Estrella en ese momento y
amenazó al director de este diario que había publicado en Estrella esa queja de
Chingolo Vitola, cuando parecía que se abalanzaba Chuchumeco contra el director
, éste sacó de un cajón un revolver 38 largo y le apuntó entre los ojos a
Chuchumeco diciéndole: sabía que ibas a venir
-le dijo- la policía nos autorizó a que libráramos a Cañada de Gómez de
tu presencia así que voy a pegarte un tiro entre los ojos. Chuchumeco al ver el
arma entre sus dos ojos cambió de color, se dio vuelta y patinó del apuro por
irse de las oficinas del diario. Desde allí ni Chuchumeco saludó mas al
director del diario ni Chingolo Vitola no tuvo que aguantar más las borracheras
de Chuchumeco.
Por
supuesto el 38 largo del director no tenía balas y terminó en la requisa del
ejército en 1976 cuando clausuraron el diario los Militares y se llevaron ese
revólver y otras cosas que no se sabe dónde fueron a parar de las oficinas de
la dirección del diario.