sábado, 10 de junio de 2017

LAS HISTORIAS TIENEN UNA CARA Y UNA CRUZ LA ESCUELA NORMAL TAMBIÉN

Esto necesariamente debo escribirlo en primera persona cosa que odio pero que muchísimas veces no me deja otra alternativa, para no vincular de lo que estoy contando a otras personas. La Escuela Normal con todo brillo festejó sus 100 años. No sabemos si son cientos o miles de grandes maestras que estudiaron y se recibieron en sus aulas. Lo que si sabemos y de eso habló el Dr. Pablo Daniel Ramacciotti actual director de un jerarquizado hijo de la escuela Normal y que hoy dirige utilizando las mismas aulas el Instituto del Profesorado Nº 5.
Todo el mundo habló y con justicia de esta historia de 100 años brillantes y que ennoblece la educación de Cañada de Gómez que por muchos años fue la única institución educacional que fabricaba maestras para educar a los chicos de una región muy amplia. Con el tiempo fueron creándose otras instituciones, otros colegios, y hoy nuestra zona pasó a ser como fuera Rosario tantos años un foco de sabiduría, educación y cultura.
Todo el mundo habló de las cosas lindas.  Y está muy bien. Nosotros nos vamos a hacer un rinconcito para hablar de la otra cara de la moneda. Algo ocurrido en 1955 cuando la revolución libertadora destituye a Perón y los profesores y docentes encumbrados anti peronistas vinculados con la Escuela Normal,   no supieron poner en práctica todo lo aprendido y enseñado en sus aulas.
Era sin duda con el Colegio Nacional que preparaba Bachilleres y Peritos Mercantiles de Cañada de Gómez mientras la Escuela Normal hacia maestras y maestros para guiar a nuestra juventud al futuro. Había una saludable rivalidad deportiva y hasta docente. Pero una rivalidad sana: quien juega mejor al futbol, al cesto, en atletismo. Era la época de los campeonatos evita que alejaba a los chicos de la calle y de los vicios y la hacía una juventud sana, feliz mucho más allá de los errores de la política que no faltaron porque la asunción de Perón al poder fue un golpe de tirón demasiado violento para no producir algunos daños.
En 1955 el Gral. Lonardi e Isaac Rojas destituyen a Perón y destruyen todo lo que Perón había hecho: lo malo, pero también lo bueno. Y entre las cosas buenas que Perón había hecho estaban los campeonatos Evita, estaba la campaña de forestación de 1948, estaba el nacimiento de la industria nacional, los derechos de los trabajadores, y muchas cosas que el Gral. Lonardi seguramente muy diferente a Isaac Rojas quería aprovechar el bien del país y no destruirlo por el simple hecho que había sido una obra de Perón.
En 1955 la Escuela Normal sufrió un tremendo atentado. Siendo como era un modelo de educación institucional los anti peronistas mezclados con la oligarquía que Perón había separado del poder en el 45 arremetieron sin miramientos contra todo lo que fuese peronista: lo bueno y lo malo. Llegaron a la torpeza que hace que la historia todavía hoy tenga el dedo fijo señalándolos como imbéciles y presuntos asesinos del Gral. Lonardi,  jefe del movimiento que destituyó a Perón que opinaba que esta revolución tenía que ser “sin vencedores ni vencidos” fue muy sospechoso que de pronto Lonardi se muriera e Isaac Rojas pudiera hacer su obra completa. Todos soportamos, los viejos esa época ridícula donde se prohibía nombrarlo a Perón porque iba preso, y tenían que mencionarlo como “el tirano prófugo”, “el tirano depuesto” y boludeces por el estilo. Diario Estrella de la Mañana tiene una pequeña historia para contar de ese 1955 pese que todavía no había sido fundado el diario, el anti peronismo agazapado aprovechó su ocasión expulsaron de la Escuela Normal a su director Santiago D` Onofrio y a mi tía Nora la regente (Leonor Eufosina Catalina Ramacciotti que simplemente se hacía llamar Nora, entre otros).
En Cañada salía un semanario tabloide que se llamaba la Nota de Iriondo y donde yo podría  decir que nací como periodista. Teniendo 15 o 16 años escribí un artículo que mi padre Director de La Nota de Iriondo (el semanario era de Ángel Federico Robledo) un artículo que escribí con el corazón y que se llamaba (“Adiós Profesor”) nunca había escrito, nunca había visto mis pensamientos convertidos en tintas negras impresas sobre papel blanco, me produjo una emoción especial y aun estoy hoy siguiendo con aquella costumbre de seguir viendo mis ideas en letras impresas sobre papel, a los que luego les agregué mis dibujos, mis caricaturas, mis historietas, y todas las cosas que me había regalado Dios sin que yo se lo pidiera en 1935 cuando nací muerto y gracias a los gritos de mi abuela San Antonio me hizo revivir.
Félix Pagani y el profesor Fiant  ahora como triunfadores luego de la caída de Perón habían hecho un destrozo en aquella hermosa escuela, que luego con el tiempo fue sacudiéndose los microbios y volvió a ser la misma y hermosa escuela en la que yo cursé 4to, 5to y 6to grado con la maestra Rube  y donde la más linda de las alumnas era su sobrina Pochita Gazola, sobrina de la maestra.
Félix Pagani murió en su casa ubicada en Lavalle y la calle que lleva su nombre al poco tiempo. Fiant y los otros anti peronistas desaparecieron y nunca se supo que hubiesen ni siquiera pretendido tapar las buenas obras que ellos castigaron por el simple hecho de haber sido obras de un gobierno políticamente opuesto a sus ideas.
Esta historia tiene muchos capítulos. Mi Tía Nora la regente intima amiga de Enzo Centenario Argentino Ardigó y de mi padre me decía en su oficina de Buenos Aires en el 8vo piso frente al obelisco que “jugar en el campito contra Nora era bravo”. Mi Tía siendo mujer se mezclaba con los chicos del barrio en las picadas del campito donde luego se construyó la playa de estacionamiento del Ferrocarril Mitre. Hablamos de antes de 1955, donde también mis tías y tíos jugaban al tenis en una cancha que los ingleses del ferrocarril habían construido al lado de la estación de Ferrocarril.
Cuando descubro tantas cosas que me dicta la memoria me doy cuenta que me falta papel y entonces prometo seguirla otro día.

EL DIRECTOR