Esto
necesariamente debo escribirlo en primera persona cosa que odio pero que
muchísimas veces no me deja otra alternativa, para no vincular de lo que estoy
contando a otras personas. La Escuela Normal con todo brillo festejó sus 100
años. No sabemos si son cientos o miles de grandes maestras que estudiaron y se
recibieron en sus aulas. Lo que si sabemos y de eso habló el Dr. Pablo Daniel
Ramacciotti actual director de un jerarquizado hijo de la escuela Normal y que
hoy dirige utilizando las mismas aulas el Instituto del Profesorado Nº 5.
Todo
el mundo habló y con justicia de esta historia de 100 años brillantes y que
ennoblece la educación de Cañada de Gómez que por muchos años fue la única
institución educacional que fabricaba maestras para educar a los chicos de una
región muy amplia. Con el tiempo fueron creándose otras instituciones, otros
colegios, y hoy nuestra zona pasó a ser como fuera Rosario tantos años un foco
de sabiduría, educación y cultura.
Todo
el mundo habló de las cosas lindas. Y
está muy bien. Nosotros nos vamos a hacer un rinconcito para hablar de la otra
cara de la moneda. Algo ocurrido en 1955 cuando la revolución libertadora
destituye a Perón y los profesores y docentes encumbrados anti peronistas
vinculados con la Escuela Normal, no supieron poner en práctica todo lo
aprendido y enseñado en sus aulas.
Era
sin duda con el Colegio Nacional que preparaba Bachilleres y Peritos
Mercantiles de Cañada de Gómez mientras la Escuela Normal hacia maestras y
maestros para guiar a nuestra juventud al futuro. Había una saludable rivalidad
deportiva y hasta docente. Pero una rivalidad sana: quien juega mejor al
futbol, al cesto, en atletismo. Era la época de los campeonatos evita que
alejaba a los chicos de la calle y de los vicios y la hacía una juventud sana,
feliz mucho más allá de los errores de la política que no faltaron porque la
asunción de Perón al poder fue un golpe de tirón demasiado violento para no
producir algunos daños.
En
1955 el Gral. Lonardi e Isaac Rojas destituyen a Perón y destruyen todo lo que
Perón había hecho: lo malo, pero también lo bueno. Y entre las cosas buenas que
Perón había hecho estaban los campeonatos Evita, estaba la campaña de
forestación de 1948, estaba el nacimiento de la industria nacional, los
derechos de los trabajadores, y muchas cosas que el Gral. Lonardi seguramente
muy diferente a Isaac Rojas quería aprovechar el bien del país y no destruirlo
por el simple hecho que había sido una obra de Perón.
En
1955 la Escuela Normal sufrió un tremendo atentado. Siendo como era un modelo
de educación institucional los anti peronistas mezclados con la oligarquía que
Perón había separado del poder en el 45 arremetieron sin miramientos contra
todo lo que fuese peronista: lo bueno y lo malo. Llegaron a la torpeza que hace
que la historia todavía hoy tenga el dedo fijo señalándolos como imbéciles y
presuntos asesinos del Gral. Lonardi,
jefe del movimiento que destituyó a Perón que opinaba que esta
revolución tenía que ser “sin vencedores ni vencidos” fue muy sospechoso que de
pronto Lonardi se muriera e Isaac Rojas pudiera hacer su obra completa. Todos
soportamos, los viejos esa época ridícula donde se prohibía nombrarlo a Perón
porque iba preso, y tenían que mencionarlo como “el tirano prófugo”, “el tirano
depuesto” y boludeces por el estilo. Diario Estrella de la Mañana tiene una
pequeña historia para contar de ese 1955 pese que todavía no había sido fundado
el diario, el anti peronismo agazapado aprovechó su ocasión expulsaron de la
Escuela Normal a su director Santiago D` Onofrio y a mi tía Nora la regente
(Leonor Eufosina Catalina Ramacciotti que simplemente se hacía llamar Nora, entre
otros).
En
Cañada salía un semanario tabloide que se llamaba la Nota de Iriondo y donde yo
podría decir que nací como periodista.
Teniendo 15 o 16 años escribí un artículo que mi padre Director de La Nota de Iriondo
(el semanario era de Ángel Federico Robledo) un artículo que escribí con el
corazón y que se llamaba (“Adiós
Profesor”) nunca había escrito, nunca había visto mis pensamientos convertidos
en tintas negras impresas sobre papel blanco, me produjo una emoción especial y
aun estoy hoy siguiendo con aquella costumbre de seguir viendo mis ideas en
letras impresas sobre papel, a los que luego les agregué mis dibujos, mis
caricaturas, mis historietas, y todas las cosas que me había regalado Dios sin
que yo se lo pidiera en 1935 cuando nací muerto y gracias a los gritos de mi
abuela San Antonio me hizo revivir.
Félix
Pagani y el profesor Fiant ahora como
triunfadores luego de la caída de Perón habían hecho un destrozo en aquella
hermosa escuela, que luego con el tiempo fue sacudiéndose los microbios y
volvió a ser la misma y hermosa escuela en la que yo cursé 4to, 5to y 6to grado
con la maestra Rube y donde la más linda
de las alumnas era su sobrina Pochita Gazola, sobrina de la maestra.
Félix
Pagani murió en su casa ubicada en Lavalle y la calle que lleva su nombre al
poco tiempo. Fiant y los otros anti peronistas desaparecieron y nunca se supo
que hubiesen ni siquiera pretendido tapar las buenas obras que ellos castigaron
por el simple hecho de haber sido obras de un gobierno políticamente opuesto a
sus ideas.
Esta
historia tiene muchos capítulos. Mi Tía Nora la regente intima amiga de Enzo
Centenario Argentino Ardigó y de mi padre me decía en su oficina de Buenos
Aires en el 8vo piso frente al obelisco que “jugar en el campito contra Nora era bravo”. Mi Tía siendo mujer se
mezclaba con los chicos del barrio en las picadas del campito donde luego se construyó
la playa de estacionamiento del Ferrocarril Mitre. Hablamos de antes de 1955,
donde también mis tías y tíos jugaban al tenis en una cancha que los ingleses
del ferrocarril habían construido al lado de la estación de Ferrocarril.
Cuando
descubro tantas cosas que me dicta la memoria me doy cuenta que me falta papel y
entonces prometo seguirla otro día.
EL DIRECTOR