Los
argentinos tenemos muchas cosas positivas, aunque haya algunos granos con pus
que a primera vista presentan otro aspecto diferente a la personalidad
nacional.
El
argentino es agradecido más aun los
pobres y trabajadores. Y a muchos aun le resuenan en los oídos sus promesas pre
electorales de llevar las jubilaciones al 82% móvil, y hoy, año y medio después
de asumir como presidente, no solo no se está trabajando para lograr ese famoso
82% prometido sino que están trascendiendo comentarios o proyectos de bajar las
miserables jubilaciones con las que tienen que subsistir los pobres jubilados.
Roguemos que solo sean maniobras políticas y trascendidos mal intencionados de
la oposición. Hay muchas cosas con las que se podría bajar la falta de trabajo
y aumentar los fondos del Banco Central. Por ejemplo aumentarles
considerablemente los impuestos a los terratenientes que tienen áreas de
tierras improductivas, que son un mal viejo e imperdonable de todos los
gobiernos nacionales. Cuando millones de personas sufren hambre en el mundo los
argentinos tenemos cientos de miles de hectáreas con yuyos, malezas sin
trabajar.
Existen
miles de cooperativas que auxilian al hombre que trabaja el campo que debieran
unirse y trabajar en conjunto con resultados que seguramente sorprenderían al
mundo y obviamente serian el trabajo y los dólares que le están haciendo falta
a la Argentina. Pero la pregunta es la de siempre ¿quién le pone el cascabel al gato?
EL DIRECTOR.