Nuestra fe en la unión
nacional en la justicia verdadera y no dirigida, en la unión de empresarios y
trabajadores con fines constructivos para el futuro del país pasan a ser un
sueño más que una posibilidad.
Este país ya se parece
demasiado al que dejo Fernando de la Rúa. Los discursos presidenciales parecen
una burla a las esperanzas del pueblo que lo voto. Pareciera que todas las
soluciones del país dependieran de los tarifasos, la reducción de los haberes
jubilatorios, y el seguir apretándole el cuello a los que menos defensas tienen
para seguir viviendo en el país más rico del mundo.
¿Qué le decimos a nuestros
lectores, a los que venimos diciéndole desde 1 año y medio que tengan fe, que
las cosas van a cambiar y todo lo que le decimos diariamente tratando de
mantener a los lectores nuestros al menos con algún rasgo de optimismo?
El pedido de desafuero de la
justicia para Cristina no estaría mal si la justicia también hubiese tocado a
otros delincuentes que andan pululando por las oficinas de gobierno. Existen
grandes políticos en el gobierno de Macri y tenemos muy cerca una prueba:
Carlos Castellani. Pero también hay cosas que también debieran haberse
arreglado y que el país necesitan que se arreglen que no tienen nada que ver ni
con los jubilados, ni con las PYMES y si con los abusos que tienen del poder
miembros de la justicia con el Congreso de la Nación a los que nadie les toca
ni el bolsillo ni la tranquilidad cotidiana con la que mantienen sus cargos.
Las calles con carpas y
ollas populares, los puentes de acceso Buenos Aires cortados, piquetes en la 9
de Julio, los taxis se niegan a hacer viajes hacia la zona céntrica de Buenos
Aires, empiezan a usarse las armas de fuego tanto para asaltar como para
defenderse. Todo eso se parece demasiado al comienzo de una guerra civil de la
que nadie quiere hablar y nosotros tampoco.
Algunas veces en estas
páginas de un pequeño diario del interior con 60 años de experiencia dijimos: “los ricos no sirven para mandar en un país
con tantos pobres”.
No queremos sumar pálidas.
Nosotros siempre queremos ser optimistas y conocemos la calidad humana de
muchos miembros del gobierno provincial y nacional. Pero lo que nos llama a
atención son las abismales diferencias entre las promesas de Mauricio Macri
antes de ser presidente a las tristes realidades que hoy está viviendo la
mayoría de los argentinos. A usted querido lector le seguirá extrañando que
nosotros sigamos teniendo todavía algo de fe en que vendrá un tiempo mejor.
El Director.