EVA PERON
LA FUERZA DE SU AMOR
A 99 años de su nacimiento.
Cerrar los ojos y recordar.
La vieja casa familiar que albergó el perfume de los primeros tiempos, esos que vuelven una y otra vez cuando se nos desea disueltos, parte de un pasado en extinción, huérfanos de ideas que enamoren o de superficiales slogans, no me permitirá nunca traicionarme ni traicionarte.
Allí estabas: fotografiada como primera dama en el hall de entrada, ese espacio espejado que te reproducía al infinito cuando mis amigas y amigos sonreían porque tú presencia era excluyente de los típicos cuadros familiares en los cuales los homenajeados son los ancestros.
Hoy pienso que en mi familia vos sintetizabas la pregunta que nos hacemos cuando pensamos de dónde venimos.
Quienes somos, hacia donde vamos.
Las fotos se suceden: portarretratos y pesadas encuadernaciones de la Fundación Eva Perón, mi viejo tan alto y rodeado de mujeres que te amaban, pero además te respetaban y definieron su rol en el mundo detrás de tu impronta y tus deseos.
Mi madre fascinada con tu piel y tu transparencia aquella noche que pudo estar sentada tan cerca tuyo como para nunca dejar de amarte, tu estética, tu ética, tu entrega desaforada, tus mil facetas, tu sonrisa, tu juventud.
Te quise sin conocerte, te descubrí en aquel póster que mi padrino me regaló a los doce años.
No fui parte de los la generación que recibió su primer juguete de tu mano, pero soy parte de la que te reivindica como el punto de ruptura entre un mundo de mujeres silenciadas y el que inauguraste, no siempre comprendida, pero con la certeza de que algo, en algún lugar, ya estaba escrito.
Te vamos a llevar, como bandera hasta esa victoria que nos pediste mientras otros celebraban tu cáncer y el "nosotros" colectivo" de niños, ancianos, trabajadores y trabajadoras, aquel "subsuelo de la patria" que contribuiste a sublevar resurja, porque no está muerto.
Vos tampoco.
La eternidad es tu nube y la Fuerza de tu amor nuestro faro.
Cerrar los ojos y recordar.
La vieja casa familiar que albergó el perfume de los primeros tiempos, esos que vuelven una y otra vez cuando se nos desea disueltos, parte de un pasado en extinción, huérfanos de ideas que enamoren o de superficiales slogans, no me permitirá nunca traicionarme ni traicionarte.
Allí estabas: fotografiada como primera dama en el hall de entrada, ese espacio espejado que te reproducía al infinito cuando mis amigas y amigos sonreían porque tú presencia era excluyente de los típicos cuadros familiares en los cuales los homenajeados son los ancestros.
Hoy pienso que en mi familia vos sintetizabas la pregunta que nos hacemos cuando pensamos de dónde venimos.
Quienes somos, hacia donde vamos.
Las fotos se suceden: portarretratos y pesadas encuadernaciones de la Fundación Eva Perón, mi viejo tan alto y rodeado de mujeres que te amaban, pero además te respetaban y definieron su rol en el mundo detrás de tu impronta y tus deseos.
Mi madre fascinada con tu piel y tu transparencia aquella noche que pudo estar sentada tan cerca tuyo como para nunca dejar de amarte, tu estética, tu ética, tu entrega desaforada, tus mil facetas, tu sonrisa, tu juventud.
Te quise sin conocerte, te descubrí en aquel póster que mi padrino me regaló a los doce años.
No fui parte de los la generación que recibió su primer juguete de tu mano, pero soy parte de la que te reivindica como el punto de ruptura entre un mundo de mujeres silenciadas y el que inauguraste, no siempre comprendida, pero con la certeza de que algo, en algún lugar, ya estaba escrito.
Te vamos a llevar, como bandera hasta esa victoria que nos pediste mientras otros celebraban tu cáncer y el "nosotros" colectivo" de niños, ancianos, trabajadores y trabajadoras, aquel "subsuelo de la patria" que contribuiste a sublevar resurja, porque no está muerto.
Vos tampoco.
La eternidad es tu nube y la Fuerza de tu amor nuestro faro.