Si de algo tenemos que culpar al actual presidente Mauricio
Macri, no solo por sus erráticas medidas en el gobierno que produjeron esta
“tormenta” de la que él mismo habla porque la misma fue creada por él y ya
cansó hasta a sus propios ex partidarios (porque debe de haber perdido a la
gran mayoría) quienes dejan de creer las mentiras. Hemos visto y oído ayer los
tonos de macristas, les hemos sentido decir, en la bolsa de comercio, en una reunión
de prensa en donde no había prensa libre sino prensa partidaria, en donde dijo
mirando a la cámara y sin inmutarse que su gobierno en el 2017 había logrado
incorporar 700 mil puestos de trabajo. Si usted no lo escuchó, seguramente
pensará mal de este diario. Antes de pensar mal de nosotros busque que le
repitan la grabación de lo que dijo nuestro presidente sin ponerse colorado.
También señaló que dentro de unos años, cuando bajemos la
inflación, todos vamos a estar bien. Nosotros podríamos agregar a todos los
sobrevivientes que de acuerdo a como vienen las cosas, serían partidarios suyos
y no todos, porque hay muchos que lo votaron y van a misa todos los días a
pedir perdón por el error.
Macri sigue hablando de la herencia. Y tiene razón, hubo
corrupción en el gobierno de Cristina, pero Macri en ningún momento pensó en
atacar de frente a los corruptos porque al primero que debía meter en cana era
a su propio padre y a él mismo como secuaz (como dicen los jueces: “partícipe
necesario”) de la espantosa estafa que
hicieron con el correo argentino a las arcas del país.
Ya no tenemos dudas. Macri no solo no va a tener una
reelección sino, quizás, una huida tipo De la Rúa de la casa de gobierno.
Y no crea, querido lector, que lo deseamos a ese final.
Simplemente pensamos que no hay otro camino para que Argentina supere esta
famosa tormenta de la que habla Macri y todo el país.
El simple hecho de que nuestro gobierno deba rendirle
cuentas al FMI acerca de lo que está haciendo, ya es una vergüenza para todos los
argentinos.
EL DIRECTOR