Pasado mañana a las 24hs según la
Biblia y millones de creyentes, que creen ciegamente en la existencia de Jesús
esta vez para muchos no será una feliz noche buena.
Muchos hogares tendrán una mesa
repleta de champagne, manjares y alegrías, que es lo único que podemos expresar
que quisiéramos que todos tuvieran porque todos son hijos de Dios.
Pero muchos otros que son también
hijos de Dios no tendrán una copa de sidra o un pedazo de pan dulce para
decirle “bienvenido niño Jesús”. Habrá
una mayoría absoluta en esta Argentina querida de gente triste, ya sin
esperanzas en que aquel niño que nació en el año 0 de nuestro almanaque
signifique que los que tienen la manija del mundo y sus riquezas no van a
tratar de desprenderse de nada para que los pobres, tan hijos de Dios como los
ricos, puedan tener una noche buena donde reine el amor y la alegría.
No es el único lugar del mundo
decepcionado por la conducción humana y por ende imperfecta que se está
haciendo de la riqueza el objetivo primordial de la felicidad de pocos. Pocos
seguramente dirán: “nosotros tenemos dinero, llenemos nuestro auto de alta gama
de sidras, pan dulces y otros tradicionales productos con que la gente está
acostumbrada a recibir al niño dios, y sientan en su corazón una alegría
diferente a la que están acostumbrados ellos”. No son muchos pero que los hay
los hay, gente rica que en navidad y año nuevo le agregan un pedazo mas de
felicidad y alegría tornando una cara triste de un pobre en una cara sonriente
y feliz, al menos por esa noche buena y por esa navidad que en este caso le
estaría demostrando que es mucho más feliz la gente que da y la gente que
recibe.
Existen seguramente mucha gente
que tienen un vecino jubilado o sin trabajo y pasara una noche buena, triste y
sin bucillo, sin alegrías y hasta sin esperanzas si uno ve las cosas que pasan.
No esperemos de los Gobiernos un gesto de este tipo porque la gente que manda
en el mundo pareciera haber hundido el corazón que producen actos como estos
por un puñado de dólares, que cuando toquen los pitos de 24 los harán sentir a
los que se olvidan de sus semejantes, en desgracia mucho menos felices que
piensan en Jesús y en la justicia divina que nunca deja de premiar a los justos
y buenos, así como nunca deja de castigar a los que cambiaron el lugar de su
corazón por una caja fuerte de acero herméticamente cerrada.
Como siempre Dios nos va a seguir
ayudando.