lunes, 10 de febrero de 2020

CARTA ABIERTA



A UN GRINGO BUENO…
Pasan los años y cambian las costumbres hace 60 o 70 años decirle gringo a alguien era insultante o por lo menos discriminativo, el gringo era más ignorante tenía menos escuela porque sus padres tenían que pasar tiempo arriba de los barcos para llegar desde la lejana Italia a Buenos Aires. Y sus hijos eran los que tenían que perderse meses de escuela o renegar con cambios del idioma.
Lo primero que tengo que aclarar es que a nadie se le ocurra pensar que estrella quiere hacerle una discriminación al gringo. Ni al gringo de hoy ni al gringo de hace mucho. Tengo el orgullo de ser gringo por parte de 3 de mis abuelos. Los Ramacciotti de Toscana y los Valfosca. Además compartimos también con otros gringos de España de Alemania, de Turquía. La nuestra es una ensalada Rusa y ya que lo decimos rusos también hay. Los gringos hicieron grande la argentina hace 40 o 50 años los gringos se distinguían por las manos rotas  y rajadas por las recolecciones de todo tipo de cosecha que otorgaban las millones de hectáreas de la tierra más rica del mundo respondiéndole al gringo que sabia trabajar y venia de Europa con creces sus esfuerzos . Y allí al llegar a dominar el trabajo y el idioma cambio la torta. Eran los gringos quienes nos enseñaban a trabajar la tierra a cultivar en la época propicia y a todos los secretos que tienen dentro de la tierra el maíz, el trigo, el sorgo, el girasol, etc.
En este momento del país las cosas han cambiado los ricos son los gringos y los pobres, los argentinos erradicados de sus trabajos por una mala gobernación que se hizo del país prácticamente dentro de la delincuencia y de la impunidad.
Que Alberto Fernández haya llegado al poder y no haya encontrado dinero en ningún lado con los fabulosos créditos que Mauricio Macri utilizó del F.M.I, a los que no entendemos nada nos queda la pregunta: ¿y donde puso el huevo la gallina? Nosotros sabemos que hoy en día el hombre de campo está bien, los más inteligentes y trabajadores son millonarios, y en cierta forma tiene razón de estar enojados porque les rebajan las ganancias. Pero uno como gringo que es en la sangre que corre por nuestras venas sabemos que los gringos pueden protestar con razón o sin ella pero en el fondo son seres humanos, buenos, familieros y acostumbrados  que muchos gerentes de cooperativas agropecuarias les hayan robado fortunas en algunas cooperativas argentinas. De allí es que tenemos que tener una consideración muy especial para el gringo desconfiado. Se lo ha robado mucho en la Argentina para que nosotros les neguemos el derecho a la desconfianza a nuestros queridos gringos.
Hoy es más: hace 100 años atrás éramos los que le enseñábamos a trabajar al gringo, y hoy son los gringos los que pese todo lo que les han hecho, sigan trabajando y esforzándose para que no caiga este país que ya tienen todo el derecho del mundo a sentir como propio. Y aunque algunos rasgos de desconfianza los distingan hoy, nosotros como argentinos tenemos que pedirles a los gringos que sigan trabajando por la Argentina. La Argentina no traiciona. Son algunos argentinos que traicionan a la Argentina. Y en este momento tenemos plena confianza en el presidente que tenemos, y que muchos años atrás tuvimos ocasión de saludar y conocer personalmente, en los escritorios de Ángel Federico Robledo.
Por eso queridos gringos sigan ayudándonos. Ya hace muchos años que ustedes dejaron de ser extranjeros en la República Argentina.  Con ustedes, sin lugar a ninguna duda, salimos al frente todas y todos juntos.
EL DIRECTOR.