sábado, 13 de junio de 2020

BUENOS AIRES, REINA DE LA JODA!!!





Que en todo el país hayan millones de argentinos caminando por la calle como perro con bozal cuando en su provincia no existe 1 solo infectado o un puñadito insignificante de ellos, repite cosas que la historia a través de los años ya venía haciendo. La vieja guerra entre unitarios y federales se repite en la explotación agropecuaria del siglo XXI. Los porteños siguen siendo los favorecidos por los gobiernos y en el interior siguen laburando como animales los campesinos, los trabajadores y los pobres.
Siempre hemos defendido en este Diario a rajatablas a los productores del campo que son los verdaderos artífices de las tremendas ganancias que deja nuestra tierra y que no solo se consume dentro de nuestras fronteras sino que se vende al resto del mundo. Lo de Vicentin es otro capítulo más de la guerra capital contra provincia, los ricos de dos apellidos siguen siendo los que viven en Puerto Madero o en Recoleta y en otros grandes barrios y estancias cercanas a la hermosa Buenos Aires.
Cada vez que hablamos de la gente de campo lo hemos hecho con un enorme y grandísimo respeto y tenemos el orgullo y el privilegio de ser descendientes de una familia campesina, (por ejemplo la madre de quién escribe y todos sus hermanos nacieron en San Estanislao en el boliche de los Valfosca).
Nuestro contacto con la gente de campo, continuó en los bailes, en las celebraciones y en las fiestas y en todo tipo de contacto periodístico y comunicacional en esta Argentina que Dios nos dio.
 Lo de Vicentin es una estafa contra el estado argentino y cuando no Macri está de parte de la estafa contra el estado y no del lado de la justicia para los trabajadores de Vicentin y para los productores estafados por Vicentin.
No hay nada nuevo bajo el sol pero esperamos que el gobierno que si está bajo el sol hoy, sepa defender con justicia a los grandes productores que siembran nuestras fértiles, fructíferas y productivas tierras y que recogen la cosecha que le da de comer a la argentina y al mundo y de vivir a los productores, a los trabajadores y a los campesinos, que saben manejar no solo el arado, las sembradoras, las cosechadoras y los tractores sino también nuestra tierra dividida como corresponde entre quienes la trabajan.
La historia se repite. Los buenos y los malos, pasa el tiempo pero siguen siendo los mismos de siempre.

EL DIRECTOR