Ya no estamos más en el
siglo XVIII y XIX ni hay batallas en las pampas de Buenos aires, ni son
argentinos contra argentinos como Rosas, Dorrego y Lavalle o Urquiza pero
nuevamente Argentina tiene que pagar los platos rotos en el gran Buenos Aires y
en la ciudad de Buenos Aires que le pasan factura a todo el país y a todas sus provincias. En el interior venimos sacrificándonos usando
incómodos barbijos y un encierro enfermizo y estresante.
Se da también la situación
del enfrentamiento de la oligarquía sojera, agraria y terrateniente contra los
productores, contra los trabajadores y contra el pueblo que siempre son los que
pagan los platos rotos. Vicentin es una clara demostración de la oligarquía (en
contacto con el gobierno nacional de Macri).
Está intervención del
estado es una medida que busca recuperar los más de 300 millones de dólares que
el gobierno de Macri les otorgó y que se los robaron en vez de utilizarlos en
la empresa, terminando por fundirla, quebrarla y dejarla en bancarrota. Esta
medida afectada también por los préstamos multimillonarios del F.M.I, lesiona
intereses económicos de los grandes ricos de la Argentina.
Era de esperar que el
nuevo gobierno argentino metiera las manos en los bolsillos que se llenaron
mediante estafas, defraudaciones y robos contra el Estado, el Banco Central y
los créditos millonarios pedidos por Macri al FMI.
El partido recién
comienza, pero esta vez los que le roban al país no tiene un réferi bombero.
EL
DIRECTOR.