Cuando
esta vieja mal escogida por Mauricio Macri se instaló cómodamente en el BCRA
como si fuera la dueña del país, ella dijo entre todas las barbaridades que
dijo que: “la economía argentina no iba
a salir porque había muchos jubilados y muchos viejos y eso tenía que
terminarse y YA MISMO”.
Parece
mentira que esto fuese verdad pero en realidad todo encaja justo en el mal
deseo que esta oligarca hizo semejante vaticinio a uno de los países más
lindos, grandes y ricos del mundo. Y con grandes riquezas esperando a que se
las use, por ejemplo en minería, pesca y en millones de hectáreas productivas
que bien podrían ser obligadas a pagar miles de millones de dólares de impuesto
inmobiliario y de castigos impositivos a las extensiones no explotadas, en un
país que tiene la mejor tierra del mundo y el mejor clima del mundo.
Y
mucha mala suerte la de Alberto Fernández que traía en sus bolsillos un montón
de hermosos proyectos y su mente llena de grandes ideas y un virus mundial se
interpuso entre este momento dramático que vivimos y el futuro y la perspectiva
feliz que auguraban los Fernández, su equipo, su gabinete y los entendidos.
Estamos
desorientados, es como si algo nos estuviera obligando desde dentro nuestro
hacia fuera a creer que la señora Lagarde tenía poderes milagrosos y por eso
dijo aquella barbaridad que creemos
y asociamos a la pandemia y al coronavirus.
Porque
en realidad fue tal como ella lo pidió.
¿Cómo
solucionar este tema?... Hay una sola formula: Que Dios se acuerde de nuestra
querida Argentina y nos dé una mano.
EL DIRECTOR